Epidemilogía
La recurrencia de cuadros trombóticos es más frecuente en el sexo masculino
La presencia de trombosis venosa es de 1 a 2 eventos por 1000 pacientes/año. Ésta se manifiesta principalmente como trombosis venosa profunda (TVP) y embolia pulmonar. Los factores de riesgo ambientales incluyen inmovilización, cirugía, enfermedades, embarazo, puerperio y hormonas femeninas exógenas. Las anormalidades genéticas que aumentan el peligro de un acontecimiento trombótico se conocen desde hace varias décadas e incluyen deficiencias de anticoagulantes naturales, de proteína C y de proteína S. Pero la información sobre los índices de repetición de acontecimientos trombóticos venosos y el efecto de algunos factores de riesgo, como trombofilia, siguen siendo polémicos. La ventaja potencial de la exploración de la trombofilia con respecto a las estrategias profilácticas y a la duración del tratamiento anticoagulante aún se desconoce. Para estimar la recurrencia de estos acontecimientos después de un primer evento trombótico y de sus determinantes, epidemiólogos de la Universidad de Leiden (Holanda) estudiaron a 474 pacientes entre 18 y 70 años, quienes alguna vez habían sufrido una trombosis.
Las personas fueron seguidas durante un promedio de 7.3 años. La recurrencia de acontecimientos trombóticos ocurrió en 90 pacientes entre un total de 3.477 individuos. El índice de repetición fue de 25.9 por cada 1000 pacientes (IC del 95%, 20.8-31.8 por 1000). La tasa de recurrencia fue más alta durante los 2 primeros años (31.9 por 1000; 20.3-43.5 por 1000). El riesgo de repetición trombótica fue 2.7 (1.8-4.2) veces más en hombres que en mujeres. Los pacientes cuyo acontecimiento trombótico inicial era idiopático tuvieron un mayor riesgo de repetición que los individuos con acontecimientos iniciales provocados (riesgo de 1.9; 1.2-2.9). Las mujeres que utilizaban anticonceptivos orales presentaron valores más altos de recurrencia (28 por 1000; 15.9-49.4) respecto a las que no los usaban (12.9 por 1000; 7.9-21.2). El riesgo de recurrencia por anormalidad del laboratorio se extendió de 0.6 (IC del 95%, 0.3-1.1) en pacientes con niveles elevados del factor XI a 1.8 (IC del 95%, 0.9-3.7) en aquellos con deficiencia de anticoagulante.
En conclusión, las anormalidades protrombóticas no parecen desempeñar un papel importante en el riesgo de un acontecimiento trombótico recurrente. La prueba para los defectos protrombóticos tiene poca consecuencia con respecto a las estrategias profilácticas. Los factores clínicos son probablemente más importantes que las anormalidades de laboratorio en la determinación de la duración de la terapia de la anticoagulación.
Fuente bibliográfica
JAMA. 2005 May 18; 293(19):2352-61