Desórdenes de la visión
Tratamiento de la ambliopía sólo se justificaría en niños con agudeza visual reducida
La ambliopía es una forma de debilitación visual cerebral causada por visión anormal, error refractivo comúnmente sin corregir, durante un período sensible del desarrollo. Se piensa que el tratamiento puede ser eficaz solamente durante esta época, lo cual varía para diversos tipos de ambliopía y hasta los 7 años de la edad. Las formas más comunes de ambliopía son monocular, debido a la “mirada de reojo” (ambliopía estrábica) y error refractivo, con un predominio del 2 al 4%. Tal debilitación, es un impedimento para ciertas ocupaciones, afectando la visión y la estereopsis binocular, causando una inhabilidad considerable si el ojo normal sufre trauma o enfermedad.
La ambliopía estrábica se presenta generalmente con visible mirada vaga, pero la ambliopía refractiva o un pequeño ángulo estrábico puede no ser detectada hasta que es demasiado tarde para un tratamiento eficaz. La investigación oftalmológica preescolar llegó a ser extensa en el Reino Unido y en Europa durante los años 70 y los años 80, con el objetivo de detectar la ambliopía unilateral en una etapa cuando el tratamiento sea efectivo. Los métodos de cribado y los criterios de recomendación varían, aunque los niños son generalmente derivados si la agudeza es 6/9 o peor. Los cristales solamente pueden prevenir o tratar la ambliopía refractiva, pero la mayoría de los niños requieren de tratamiento adicional con el parchado del ojo normal. Este tratamiento fue desarrollado empíricamente, apoyado por estudios en animales, pero nunca se ha sustentado en ensayos controlados. Los actuales estudios han realzado las preocupaciones sobre la conveniencia de la ambliopía como condición de blanco para una exploración temprana y el posible impacto psicológico adverso del tratamiento, de hecho, una revisión sistemática concluyó que no había evidencia contundente sobre la eficacia del tratamiento de la ambliopía.
Para probar la eficiencia del manejo de la pérdida visual unilateral, detectada por exploración preescolar oftalmológica, y el grado en el cual la eficacia varía con la severidad inicial, médicos del Departamento de Oftalmología de la Universidad de Newcastle (Reino Unido) diseñaron un ensayo controlado con grupos de pacientes aleatorizados en dos grupos: uno con tratamiento completo, es decir, cristales y parches, si estos eran requeridos; y otro grupo sólo con lentes o sin tratamiento. Participaron un total de 177 niños entre 3 a 5 años de edad con suave a moderada debilitación unilateral de su agudeza visual (6/9 a 6/36).
Al final del estudio, los resultados observaron que los niños intervenidos con un manejo completo y lentes tenían incrementadamente mejor agudeza visual que los niños que no recibieron ningún tratamiento, pero el efecto promedio entre los dos tratamientos fue equivalente en sólo una línea según la escala de Snellen (0.11 unidades; IC 95%, 0.050 a 0.171; P< 0.0001). Los efectos del tratamiento dependieron de la agudeza inicial: el tratamiento completo demostró un efecto substancial en el grupo de agudeza baja (6/36 a 6/18 en el reclutamiento) y ningún efecto significativo en el grupo de agudeza media (6/9 a 6/12 en el reclutamiento). En 64 niños con pérdida moderada de la agudeza, el efecto del tratamiento fue de 0.20 unidades, equivalente de una a dos líneas en la escala de Snellen. Cuando todos los niños habían recibido el tratamiento, seis meses después del final del ensayo, no hubo diferencia significativa entre los dos grupos.
Finalmente, para los autores de la publicación, el tratamiento es válido cuando se realiza en niños con agudeza visual pobre, pero en niños con pérdida unilateral suave o media (6/9 a 6/12) es poca la ventaja. Tal vez, sería conveniente retrasar dicho tratamiento hasta que la edad de 5 años no parezca influenciar la eficacia.
Fuente bibliográfica
BMJ 2003; 327 (7426):1251-1255