Traumatología
Las tiazidas protegen contra los peligros de fractura de cadera cuando son utilizadas a largo plazo
Las fracturas de cadera se asocian a una importante morbosidad y mortalidad. Los costes de la cirugía y de la rehabilitación son una carga importante en recursos para la salud pública, especialmente porque la incidencia de la fracturas aumenta con la edad de la población. Además, la mayoría de estas fracturas se relacionan con la osteoporosis, tratar entonces correctamente la acelerada pérdida de masa ósea podría ser una importante estrategia para prevenir fracturas de cadera.
Por otra parte, las tiazidas se utilizan extensamente como agentes antihipertensivos, son económicas, eficaces y tienen pocos efectos nocivos importantes. Se ha pensado que podrían ejercer un efecto protector contra la pérdida de hueso al reducir la excreción urinaria de calcio, esta consecuencia podría conducir a una reducción de la incidencia de fracturas en pacientes tratados por hipertensión. Varios estudios epidemiológicos han examinado el efecto de las tiazidas sobre la densidad mineral ósea y la incidencia en las fracturas, la mayoría encontró que las tiazidas podían tener un efecto protector en fractura de cadera, sin embargo, ellos tenían sus limitaciones. Información detallada sobre dosis y duración del uso de las tiazidas a menudo esta ausente o no es fiable, porque no hay datos disponibles sobre su uso cotidiano. Debido a estas limitaciones, sigue siendo confuso cuánto tiempo tendrían que ser tomadas para afectar la incidencia de la fractura y cuánto tiempo persistiría este efecto después de descontinuar su uso.
Para examinar la asociación entre dosis y duración del consumo de tiazidas y el riesgo para fractura de cadera y así también estudiar las consecuencias de la descontinuación, se realizó un estudio en la ciudad de Rótterdam (Holanda), en el que participaron 7.891 individuos de más de 55 años de edad. Las fracturas de cadera fueron informadas por internistas y verificadas por los investigadores. La exposición a las tiazidas fue dividida en 7 categorías: nunca usó, uso actual por 1 a 42 días, uso actual por 43 a 365 días, uso actual por más de 365 días, discontinuación del uso desde 1 a 60 días, discontinuación del uso desde 61 a 120 días y discontinuación del uso desde más de 120 días.
Los resultados señalaron que ocurrieron 281 fracturas de cadera. En comparación al no uso de tiazidas, la ingesta por más de 365 días fue estadísticamente significativa para un riesgo más bajo de fractura de cadera (riesgo relativo de 0.46). No hubo dependencia clara de la dosis. Este riesgo disminuido desapareció aproximadamente 4 meses después de que el empleo de la tiazida fue continuado.
En este estudio, el uso a largo plazo de tiazidas estuvo asociado a riesgos más bajos para fracturas de cadera, concluyen los autores. Aunque esta asociación fue visible después de su utilización a corto plazo, la reducción del riesgo alcanzó significación estadística solamente después de 1 año de uso continuo. Este efecto protector ocurrió independientemente de las dosis. Después de la discontinuación del tratamiento con tiazidas, el efecto protector desapareció luego de 4 meses. Porque la muestra del estudio fue predominante femenina, no se pudo estudiar la modificación del efecto por sexo.
Fuente bibliográfica
Ann Intern Med 2003; 139(6):476-482