Enfermedades emergentes
Significativo riesgo de transmisión del síndrome respiratorio agudo severo en vuelos aéreos
El síndrome respiratorio agudo severo (SRAS), se caracteriza por el inicio agudo de fiebre con tos y dificultad para respirar, o una cierta combinación de ambos síntomas; que comienzan en un promedio de cuatro días después de la exposición a una persona infectada. A finales de septiembre de 2003, 8.098 casos de SRAS con 774 muertes (10 por ciento de mortalidad) en más de 25 países, habían sido divulgados por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Aunque sólo ha habido informes anecdóticos de transmisión en aviones, el riesgo existe, lo que tampoco se ha documentado bien. La OMS y el Centro para la Prevención y Control de Enfermedades (CDC) publicaron las pautas para el transporte aéreo hacia y desde las áreas afectadas, especificando por ejemplo, que la higiene de manos es importante y que podría ser apropiado poner máscaras protectoras en sospechosos de tener SRS. Sin embargo, la percepción del público sobre el riesgo de transmisión en los aviones dio lugar a un extenso uso de máscaras en los pasajeros y en los miembros de la tripulación, así como también, la puesta en práctica de pruebas o exámenes antes de los vuelos por líneas aéreas y de una disminución substancial del transporte aéreo a algunos países asiáticos.
Investigadores del “International Emerging Infections Program, Centers for Disease Control and Prevention”, en Nonthaburi, Tailandia, realizaron un estudio que implicaba la evaluación de pasajeros y miembros de la tripulación de tres vuelos que habían llevado a una o más personas diagnosticadas con SRAS, en una tentativa de cuantificar el riesgo de transmisión durante varias fases de la enfermedad. Para ello, los autores de la publicación aparecida la revista “The New England Journal of Medicine” de diciembre pasado, procuraron entrevistarse con pasajeros y miembros de la tripulación por lo menos 10 días después de haber participado en uno de los tres vuelos que habían transportado a pacientes con SRAS. Los criterios para los pacientes sintomáticos se resolvieron según las directrices de la Organización Mundial de la Salud para un probable caso de síndrome respiratorio agudo severo y los casos asintomáticos pero sospechosos fueron confirmados o descartados por la técnica de PCR (reacción en cadena de la polimerasa) o mediante pruebas serológicas.
Los resultados definitivos del artículo observaron que en uno de los vuelos que llevaba a una persona sintomática, más otros 119 pasajeros sanos, las pruebas de laboratorio posteriormente identificaron a 16 personas con síndrome respiratorio agudo severo, a otras 2 con diagnóstico probable de SRAS y 4 fueron reportadas para tener SRAS pero no pudieron ser entrevistados. Entre las 22 personas con enfermedad, el promedio de tiempo desde el vuelo hasta el inicio de la sintomatología fue de cuatro días (rango de dos a ocho), no existiendo exposiciones reconocidas de los pacientes al SRAS antes o después del vuelo. La enfermedad en los pasajeros fue relacionada con la proximidad física al paciente con SRAS, enfermedades divulgadas en 8 de las 23 personas que estuvieron sentadas en las tres filas delante del paciente. En contraste, otro vuelo que transportó a cuatro personas sintomáticas dio lugar a la transmisión en la mayoría de los viajeros y no se documentó ninguna enfermedad en pasajeros del vuelo que llevaba a una persona presintomática.
Para el Dr. S. J. Olsen y coautores de la investigación, los episodios descritos indicarían que en ciertas circunstancias, el riesgo de contagio del SRAS durante un vuelo puede ser significativo, entonces es importante fomentar la atención a las medidas que pudiesen reducir la probabilidad de transmisión para el síndrome respiratorio agudo severo. Por otra parte, la variación del riesgo puede ser influenciada por la duración del vuelo, la etapa de la enfermedad, el tipo de sistema de aire-ventilación, el tamaño del avión y finalmente, el número de personas infectadas a bordo.
Fuente bibliográfica
N Engl J Med 2003 Dec 18; 349(25):2416-22