Cuidado intensivo pediátrico
Una acción rápida y adecuada ante el shock séptico aumenta la supervivencia en niños y recién nacidos
Estudios experimentales y clínicos sobre shock séptico apoyan el concepto de que la resucitación temprana, mediante terapias con fluidos y agentes inotrópicos, mejora la supervivencia, siendo esta tiempo dependiente. Las pautas del “American College of Critical Care Medicine-Pediatric Advanced Life Support" (ACCM-PALS) respecto a la ayuda hemodinámica del recién nacidos y de los niños con shock séptico recomiendan esta práctica terapéutica, parece lógico entonces asumir, que una apoyo de emergencia más agresivo "en terreno" por parte de los médicos mejoraría los resultados de supervivencia, y por otro lado, además existe al respecto, una relativa carencia de datos dentro la bibliografía biomédica. Es por lo anterior, que médicos de la Universidad de Pittsburgh, Pittsburgh, Pennsylvania, Estados Unidos, revisaron la información existente en la base de datos del sistema de transporte de emergencia del hospital infantil de Pittsburgh, con el objetivo de determinar si la revocación temprana de la sepsis y el uso de prácticas de reanimación dentro de la comunidad médica son consistentes con las nuevas pautas del ACCM-PALS y si esto, además, estaría asociado a resultados positivos de supervivencia.
Para ello, se estudiaron retrospectivamente 9 años de información, desde enero de 1993 a diciembre de 2001, de una cohorte de 91 recién nacidos y niños que llegaban a los hospitales locales de la ciudad de Pittsburgh con shock séptico y que posteriormente requerían ser trasportados al hospital de niños de Pittsburgh. La revocación del shock (definida por la normalización de la presión arterial y capilar), la aplicación de la práctica de reanimación con las pautas del ACCM-PALS y la mortalidad en los hospitales fueron evaluados.
Los resultados arrojaron los siguientes datos: del total, 26 niños (29%) murieron. Los médicos alcanzaron con éxito la revocación del shock en 24 pacientes (26%) con un promedio de tiempo de 75 minutos (cuando el equipo de transporte de cuidado crítico llegaba a la cabecera del paciente), lo que fue asociado a una supervivencia del 96%, más de nueve veces mayor, en términos relativos, respecto a los que no recibieron una acción “agresiva” (9.49; 1.07-83.89). Cada hora adicional de persistencia del shock fue asociada a mayores probabilidades de mortalidad, hasta 2 veces más (2.29; 1.19-4.44). En los casos mortales, al compararlos con los sobrevivientes, estos tuvieron más soporte de ventilación mecánica (73% contra 38%), y fueron manejados con terapias más inotrópicas (dopamina/dobutamina, 42% contra el 20%, y epinefrina/norepinefrina, 42% contra el 6%, pero no hubo terapia adecuada y creciente con fluidos. Por último, las prácticas de reanimación consistentes con las pautas del ACCM-PALS, se dieron sólo en 27 pacientes (30%); sin embargo, cuando la práctica estaba de acuerdo con las recomendaciones, se observó una mortalidad bastante más baja, 8% contra el 38%.
Los autores concluyen, que el reconocimiento temprano y la resucitación agresiva del shock séptico pediátrico-neonatal por parte de los médicos de la comunidad pueden salvar muchas vidas. Los programas educativos que promuevan las normas del ACCM-PALS, recomendando acciones rápidas, terapias inotrópicas y de fluidos adecuadas, pueden llegar a tener mucho valor a la hora de optimizar los resultados en estos niños.
Fuente bibliográfica
Pediatrics 2003;112(4):793-799