Enfermedades tropicales
Estudian las implicancias en el viajero de una adecuada profilaxis de la malaria para evitar una posterior recaída
La elección correcta del medicamento para la profilaxis de la malaria en viajeros aún plantea controversias, dependiendo ésta de varios factores, tales como eficacia de la droga, tolerancia, conveniencia y costo. Por ejemplo, la cloroquina de uso rutinario, se ha visto disminuida en su efectividad por la aparición de resistencia del Plasmodium falciparum y algunas otras drogas tienen efectos colaterales adversos en el sistema nervioso central, o como la doxiciclina, que es un excelente agente para P. falciparum y P. vivax, tiene mala tolerancia gástrica. En resumen, tasas bajas de adherencia y efectividad se presentan al tratamiento cuando cuando los medicamentos se deben de tomar diariamente durante semanas.
Por otra parte, la mayoría de los agentes antimaláricos tienen efecto en el ciclo de desarrollo del parásito, pero no en su ciclo intrahepatico, no previniendo por lo tanto las recaídas a largo plazo. Estos episodios clínicos alejados son producidos por el P. vivax y P. ovale meses después de la vuelta del viajero a su lugar de origen, aunque éste se haya ceñido a las indicaciones farmacológicas preventivas de forma estricta.
La malaria es una enfermedad de declaración obligatoria en Israel y Estados Unidos, su vigilancia es controlada por el Departamento de Epidemiología del Ministerio de Salud de Israel y por la rama de epidemiología de la división de enfermedades parasitarias del Centro para el Control y Prevención de Enfermedad de los Estados Unidos (CDC). Integrantes de ambas instituciones gubernamentales analizaron datos de vigilancia de Israel y USA entre 1994 a 1999 y de 1992 a 1998, respectivamente.
De los viajeros israelíes que desarrollaron malaria después de su regreso, la cepa mas frecuente fue P. vivax (50%), seguida por P. falciparum (44%). El P. ovale representó un 1.6% y el P. malarie un 1.3%. La mayoría de los que padecieron malaria al regreso, o no habían tomado drogas preventivas o habían tomado cloroquina, sola o en combinación con cloroguanida, en áreas donde el P. falciparum era resistente a la cloroquina. Aquellos que utilizaron drogas “efectivas” pero enfermaron con P. vivax u P. ovale, lo hicieron más de dos meses después del reposo y sucedió aunque hubiesen tomado mefloquina. Un cuadro muy semejante se vivió con viajeros americanos y el uso de mefloquina tampoco fue efectivo para P. vivax y P. ovale.
Para una buena prevención de la malaria, según los autores del estudio, es preciso que los médicos sepan el tipo de cepa que predomina en las distintas regiones, para así indicar una quimioprofilaxis apropiada. Drogas específicas para tratar la fase hepática de la patología deberían ser la primaquina y el magnesio de atovaquona más proguanil, que son muy efectivas y bien toleradas. En este estudio, la primaquina demostró un excelente perfil, ya que sólo se enfermaron 6 de 106 personas. La combinación de atovaquona y cloraguanidina ha tenido buen resultado, tanto en el ciclo hepático como sanguíneo, demostrándose muy efectiva en P. falciforme, ya sea en personas sanas o inmunodeprimidas.
Actualmente se estudia la tefenoqueina, una 8-aminoquinolona que tiene una vida media de 14 días lo que permitiría utilizarla una vez a la semana o en un tratamiento relativamente corto previo al viaje, si este no durara mas de dos meses. De todos modos se hace necesario el estudio de nuevos agentes para la prevención de la malaria, que actúen a nivel hepático y periférico, que sean bien tolerados y de bajo costo.
Fuente bibliográfica
NEJM 2003; 349 (16): 1510-1516