Prevención en la mujer anciana
Movilidad: una guía práctica de manejo para la osteoartritis y las caídas
Los cambios en el estado funcional relacionados con la edad y las enfermedades crónicas, pueden amenazar la capacidad de las mujeres de mayor edad para vivir independientemente. Un parámetro útil para medir si una mujer necesita ayuda, es el grado de deterioro de su capacidad para realizar actividades cotidianas (preparar comidas, labores domésticas, tomar medicamentos, hacer compras, manejar dinero y utilizar el teléfono). La aptitud de llevar a cabo estas tareas básicas, puede declinar gradualmente en un cierto plazo de tiempo o por el contrario, puede ser perdida repentinamente, debido a una lesión que pudo haber sido prevenida.
En el citado artículo de la revista Geriatrics, edición julio de 2003, B. Messenger-Rapport y H. Thacker, médicos geriatras del “Cleveland Clinic Fundation”, Ohio, USA, discuten a modo de revisión el importantísimo rol que juegan los médicos en la mantención de la función normal en aquellas mujeres que han sobrepasado ya la edad adulta, pero también deberían participan responsablemente en otro papel fundamental, la prevención de incapacidades y lesiones asociadas a la osteoartritis y a las caídas. Esta sección, corresponde a la sexta entrega de una serie de comentarios y publicaciones hechos por especialistas para esta revista médica, que han terminado por ofrecer una guía práctica del cuidado preventivo en mujeres de edad alta, que viven, interactúan y se desplazan dentro de una comunidad. Cada artículo ha representado puntos de decisión en el cuidado primario de dos hipotéticos, pero típicos pacientes, que tienen diversos problemas que se les van presentando a mitad y final de la vida.
Particularmente este apartado, se ha enfocado a dos pacientes hipotéticos: sobrina adulta y tía abuela, quienes tienen diferentes necesidades de movilidad, para ocuparse del dolor de la artritis en el caso de la sobrina y reducir las caídas perjudiciales en el caso de la abuela. Un hilo conductor común en la movilidad, son el monitoreo y evaluación psicosocial, un buen soporte social y psicológico, ayudará a la mujer más joven a manejar mejor su artritis y a animar a la anciana a que alcance su mejor potencial, en términos de entrenamiento y coordinación del paso.
Para los autores, la labor médica desempeña un papel importante en mujeres de avanzada edad a la hora de canalizar estilos de vida más satisfactorios e independientes. La osteoartritis es la causa más importante de la inhabilidad física en mujeres de edad avanzada. El ejercicio aeróbico, el entrenamiento de resistencia y un uso adecuado de los analgésicos, pueden ser intervenciones muy bien toleradas que reducirían eficazmente el dolor y la discapacidad. Por otra parte, la reducción del riesgo de caídas perjudiciales es bastante importante dado el predominio de la osteoporosis. Las intervenciones que pudiesen minimizar sus riesgos incluyen la reducción en el uso de agentes sedativos y/o hipnóticos, el entrenamiento para habilidades motrices (equilibrio y caminar) y finalmente, la adaptación adecuada al ambiente familiar.
Fuente bibliográfica
Geriatrics 2003; 58 (7): 22-29