Enfermedad Bronquial
Asma en edad adulta estaría influída por factores desarrollados durante la infancia
El aumento en la prevalencia de los desórdenes respiratorios, independientemente si estos han sido etiquetados o no como asma, se podría relacionar con una incidencia o persistencia creciente de esta patología respiratoria crónica. Los estudios sobre asma a menudo se han centrado en poblaciones seleccionadas y sus resultados en pediatría refieren de clínicas universitarias o de grupos altamente seleccionados con elevado riesgo. Por tanto, esto no podría reflejar los resultados en la población en general, puesto que los criterios iniciales de selección pudiesen predeterminar los factores de riesgo para la persistencia o la recaída.
La mayoría de los niños que son atendidos por especialistas, posteriormente desarrollan una respuesta inflamatoria crónica, con síntomas frecuentes e hipersensibilidad de la vía aérea, indicando que la severidad de la enfermedad probablemente persiste en el tiempo. La influencia de la edad de inicio, del tabaco y el sexo en los resultados finales o consecuentes ha sido incierta en tales niños, así como también, el seguimiento del elevado riesgo según la presencia de atopía parental, existiendo en general, pocos estudios epidemiológicos que demuestren resultados coincidentes sobre el efecto posterior del asma infantil, las diferencias en la frecuencia y sus valores cuantitativos. En particular sobre la función pulmonar, los resultados divulgados suelen ser infrecuentes en la literatura médica.
M. R. Sears y colaboradores, del Departamento de Medicina de la Universidad de McMaster, en Canadá, estudiaron a 1.037 niños nacidos entre abril de 1972 y marzo de 1973 en la ciudad de Dunedin, Nueva Zelanda. Estos niños fueron controlados durante su crecimiento en variadas ocasiones, entre los 9 a 26 años de la edad, mediante cuestionarios específicos, pruebas de función pulmonar, bronquial y de alergia.
Los resultados evidenciaron que a los 26 años, el 51.4 por ciento de los 613 participantes del estudio con datos respiratorios completos, habían presentado sibilancias transitorias, 89 (14.5%) presentaban sibilancias que habían persistido desde la niñez hasta los 26 años de la edad, mientras que 168 (27.4%) tuvo remisión, pero 76 (12.4 por ciento) recayeron posterior a los 26 años de edad. La sensibilidad hacia los ácaros presentes en el polvo predijo la persistencia de sibilancias (OR de 2.41; P= 0.001) y de recaída (OR de 2.18; P= 0.01), al igual que la hipersensibilidad de las vías aéreas (OR de 3.00 para persistencia; P<0.001 y OR de 3.03 para recaída; P<0.001).
Los pacientes de sexo femenino revelaron persistencia de sibilancias (OR de 1.71; P= 0.03), al igual que los fumadores a la edad de 21 años (OR de 1.84; P= 0.01). Cuanto más temprano es la edad de inicio, mayor es el riesgo de recaída (OR de 0.89; P<0.001). La función pulmonar se presentaba bastante más deteriorada en aquellos pacientes con una sintomatología asmática persistente que en aquellos sin persistencia.
La conclusión de los autores, es que en una cohorte de pacientes no seleccionada desde su nacimiento, más de una cuarta parte de los niños presentaban sibilancias que persistían desde la niñez hasta la edad adulta, o recaían nuevamente después de la remisión. Los factores que permiten predecir persistencia o recaída son sensibilización hacia los ácaros del polvo, hiperreactividad de la vía aérea, sexo femenino, fumar y la temprana edad de inicio sintomatológico. Estos resultados, junto con la función pulmonar persistentemente baja, sugieren que el efecto y las consecuencias del asma en el adulto se podrían determinar en la niñez temprana.
Fuente bibliográfica
N Engl J Med 2003 Oct 9; 349 (15):1414-22