Cardiología
La angina aumenta los infartos y mortalidad
En el Reino Unido, la angina de pecho es común y a menudo es la primera manifestación de la cardiopatía isquémica. Recientes estimaciones de prevalencia sugieren que el 4,8% de los hombres y el 3,4% de las mujeres mayores de 16 años en Inglaterra tienen la condición, mientras que en Escocia es del 6,6% y 5,6%, respectivamente. Entender el riesgo de infarto agudo de miocardio, los procedimientos cardíacos invasivos y la muerte después del diagnóstico es importante para los pacientes y sus médicos, especialmente para quienes trabajan en atención primaria, donde la mayoría de los casos se detectan por primera vez. La mayoría de los estudios sobre la importancia pronóstica de la enfermedad han sido realizados en poblaciones de atención secundaria o terciaria. Lamentablemente, las descripciones de pronóstico obtenidas de esos ajustes podrían inducir a errores de manejo en el primer nivel de contacto de salud.
Brian Buckley y colaboradores de la Universidad Nacional de Irlanda, determinaron el riesgo de infarto agudo de miocardio, los procedimientos cardíacos invasivos y mortalidad en personas con diagnóstico de angina de pecho a cinco años. El estudio de cohorte integró a 1785 pacientes con la alteración como primera manifestación de la cardiopatía isquémica, entre el 1 de enero de 1998 al 31 de diciembre de 2001. Finalmente, se obtuvieron datos sobre el infarto agudo de miocardio, revascularización miocárdica, angioplastia coronaria transluminal percutánea, muerte por cardiopatía isquémica, mortalidad por todas las causas, demografía, factores de riesgo y comorbilidad.
La edad promedio fue de 62,3 años. El sexo masculino se asoció con mayor peligro de infarto agudo de miocardio (riesgo 2,01, intervalo de confianza del 95% 1,35 a 2,97), muerte por cardiopatía isquémica (2,80, 1,73 a 4,53) y mortalidad por todas las causas (1,82, 1,33 a 2,49). El aumento de la edad se relacionó con infarto agudo de miocardio (1,04, 1,02 a 1,06, por cada año de aumento), muerte por cardiopatía isquémica (1,09, 1,06 a 1,11, por cada año de aumento) y todas las causas de mortalidad (1,09, 1,07 a 1.11, por cada año de aumento). Fumar se asoció con infarto agudo de miocardio posterior (1,94, 1,31 a 2,89), muerte por cardiopatía isquémica (2,12, 1,32 a 3,39) y mortalidad por todas las causas (2,11, 1,52 a 2,95). La obesidad se ligó con muerte por cardiopatía isquémica (2,01, 1,17 a 3,45) y mortalidad por todas las causas (2,20, 1,52 a 3,19). El derrame cerebral también se relacionó con mortalidad por todas las causas (1,78, 1,13 a 2,80) y la enfermedad renal crónica con muerte por cardiopatía isquémica (5,72, 1,74 a 18,79). Los hombres presentaron más probabilidades que las mujeres de un bypass de la arteria coronaria o angioplastia coronaria transluminal percutánea después de un diagnóstico de angina de pecho, las personas mayores fueron menos propensas a recibir angioplastia coronaria transluminal percutánea. El infarto agudo de miocardio se relacionó con elevado peligro de muerte por enfermedad cardíaca isquémica y mortalidad por todas las causas [8,84 (5,31 a 14,71) y 4,23 (2,78 a 6,43), respectivamente]. Ninguno de los procedimientos cardíacos invasivos redujo significativamente el riesgo subsiguiente de mortalidad por todas las causas.
En conclusión, en esta muestra de individuos de atención primaria con angina, se observaron diferencias en la supervivencia por sexo y edad, y diferencias de género en la revascularización después del diagnóstico. El infarto agudo de miocardio posterior a la angina pectoral representó un importante predictor de mortalidad. Para minimizar los resultados adversos en estos pacientes, se deberían utilizar los mejores tratamientos preventivos óptimos.
Temas Relacionados
