Estilo de vida
Mantenerse delgado y realizar actividad física ayudan a evitar la disfunción eréctil a partir de los 50 años
Clásicamente se ha asumido que la (DE) es un proceso normal que acompaña al envejecimiento. Sin embargo, la aparición de nuevos tratamientos y un mejor conocimiento de la fisiopatología de este trastorno ha introducido el concepto de que este problema puede ser tratado y lo que es más importante, puede ser prevenido.
Como objetivo, los investigadores, estudiaron la prevalencia de la DE y la progresión de la misma con los cambios de década. Para ello realizaron una encuesta sobre distintos aspectos de la actividad sexual a 31.742 varones profesionales sanitarios mayores de 50 años. La definición de DE se estableció como una mala o muy mala capacidad en los tres meses previos para mantener una erección. Se excluyeron los casos de cáncer de próstata.
La prevalencia de DE en los 3 meses previos fue del 33% y aumentaba claramente con la edad: el 74% de los menores de 59 años no tenían problemas frente a sólo un 10% de los mayores de 80.
Por otro lado, muchos aspectos de la función sexual como el orgasmo, el deseo o la capacidad sexual, disminuían drásticamente a partir de los 50. La actividad física adecuada y el mantenerse delgado, se asoció con los más bajos riesgos de DE, mientras que la obesidad , el consumo de alcohol o tabaco y mirar la televisión durante muchas horas demostró ser un factor fuertemente asociado con el riesgo de padecer DE. Para los autores, este último dato probablemente sea un marcador indirecto de sedentarismo importante más que un comportamiento específicamente asociado a DE.
Según los autores, el estudio tiene un problema de diseño por tratarse de un trabajo transversal, mediante encuesta e incluir a una población de varones que, por ser profesionales de la salud, tienen un nivel económico y cultural elevado, hábitos de vida más saludable y un mejor control sobre sus factores de riesgo. A pesar de todo, se trata de la serie más larga publicada sobre edad y DE.
Evidencia la relación existente entre DE y la existencia de comorbilidad como diabetes, cáncer, hipertensión u otros factores de riesgo cardiovascular. También se evidencia una diferencia de 10 veces mayor en el riesgo de padecerla dependiendo de la edad (10% en menores de 60 y 61% en mayores de 70). El riesgo se incrementa además en un 10% en presencia de comorbilidad.
Finalmente, en base a los resultados encontrados, los autores concluyen que existen una serie de hábitos de vida la mayoría de ellos modificables, como la actividad física o el permanecer delgado que mejoran las posibilidades de mantener una función sexual adecuada a edades avanzadas.
Fuente bibliográfica
Ann Intern Med 2003;139:161-168