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paciente es cubierto con una frazada térmica inflable (tipo Bair Hugger

®

) para evitar la hipotermia peri-operatoria. Se inicia una preoxigenación

y se da partida a la infusión propofol (Dipriván

®)

(TCI)-Ultiva. Una vez

que se pierde el reflejo palpebral se administra una dosis de relajante

muscular -sólo en los pacientes que podrían presentar dificultades de

ventilación- en una dosis baja (00,5 mg/Kg de Vecuronio, o 0,3 mg/Kg

de Rocuronio). La TIVA (Total Intravenous Anesthesia) tiene muchas

ventajas para la cirugía laríngea, siendo una de ellas la profundidad, que

permite que las cuerdas vocales permanezcan inmóviles durante la

intervención sin necesidad de usar relajantes musculares. Una vez

realizada la laringoscopía del anestesiólogo, se procede a realizar una

anestesia local de la glotis, aplicando un jet de 4 ml de lidocaína al 4%, lo

que evitará el espasmo de la glotis durante la extubación del paciente.

Para la intubación ocupamos un tubo laríngeo 5.0 o 6.0, siendo el más

utilizado el de marca Sheridan

®

, inflando el manguito o cuff a una

presión de 20 cm de agua, o sólo lo necesario para sellar la fuga de

oxígeno desde la vía aérea. El cuff deberá quedar posicionado en la mitad

de la tráquea, lo que se verifica palpándolo en el hueco supraesternal o

escotadura yugular. Esto es importante para evitar la conocida parálisis

de los nervios recurrentes y también para posicionar el manguito lejos de

la glotis, lugar de trabajo del otorrinolaringólogo, evitando así deformar

la glotis o desplazar las lesiones objeto de la cirugía. Una vez intubado el

paciente se conecta a ventilación mecánica aportando solamente oxígeno.

Escogeremos volúmenes más bien bajos y frecuencias más bien altas,

programando la presión de trabajo del ventilador entre 50 y 60 cm de

agua, debido a la mayor resistencia ofrecida el tubo laríngeo por su

pequeño diámetro.

El manejo de esta cirugía mediante el uso de TIVA nos permite períodos

de apnea -ocasionalmente necesaria- sin mayor alteración de la saturación

de oxígeno. También nos facilita extubar al paciente, en caso que el tubo

oculte la lesión a intervenir, permitiendo al cirujano trabajar por períodos

largos (sobre diez minutos) e incluso mayores si se instala una pequeña

sonda en la tráquea con flujo continuo de oxígeno, a modo de Jet

Ventilation.

Durante la cirugía, que en nuestra experiencia dura en promedio unos