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Farmacología clínica en antimicrobianos

Rubén Hernández M.

CAPÍTULO 7

Farmacocinética-Farmacodinamia

En los últimos años, debido al aumento de la resistencia bacteriana y los cambios farma-

cocinéticos que sufren los antimicrobianos en los pacientes pediátricos, se han desarrollado y

publicado una serie de investigaciones que han apuntado a optimizar los diversos tratamientos

antimicrobianos, surgiendo así los modelos farmacocinéticos/farmacodinámicos (FC/FD o PK/PD),

que relacionan las concentraciones séricas de un antimicrobiano con un efecto clínico relevante

como, la erradicación bacteriana y la cura clínica. En este contexto, se ha demostrado que los an-

timicrobianos se pueden clasificar en tres grupos según su comportamiento: tiempo dependiente,

concentración dependiente y área bajo la curva dependiente (ABC).

Antimicrobianos tiempo dependiente

Grupo al cual pertenecen los antibióticos

β

-lactámicos, se ha observado que su efecto bac-

tericida aumenta de manera proporcional al tiempo que la concentración plasmática del antimi-

crobiano está por sobre la concentración inhibitoria mínima (CIM). Se ha establecido que para el

caso de las penicilinas la concentración plasmática debe ser mayor a la CIM por lo menos un 50%

del intervalo de dosificación, en tanto para las cefalosporinas este porcentaje es de 60 y para los

carbapenémicos es de un 40%. Además, existen autores que proponen que en pacientes inmu-

nodeprimidos el tiempo de la concentración plasmática sobre la CIM para todos los

β

-lactámicos

debiese ser de un 100%. Para ejemplificar lo mencionado anteriormente se tiene el caso de un

paciente que recibe ceftazidima 500 miligramos cada 8 horas para el tratamiento de una bac-

teriemia por

Pseudomonas aureginosa

con CIM de 4 ug/ml, en esta situación la concentración

de ceftazidima debe ser mayor a 4 ug/ml durante 5 de las 8 horas que comprende el esquema o

intervalo posológico, lo cual puede ser complicado de lograr en pacientes que tienen

clearence

aumentado como aquellos con fibrosis quística, oncológicos y pacientes críticos sobre todo en las

primeras etapas de la sepsis.

Debido a que, actualmente, los hospitales no cuentan con niveles plasmáticos de

β

-lactámicos, la manera de optimizar este grupo de antimicrobianos es a través del uso de infu-

siones prolongadas con duración mínima de 3 horas, las cuales nos permiten lograr el objetivo

terapéutico mencionado en el párrafo anterior inclusive agregando cobertura para las CIM en

que las bacterias son catalogadas con sensibilidad intermedia. En varias publicaciones se han

evaluado diversos resultados clínicos asociados al uso de infusiones prolongadas de

β

-lactámicos

evidenciando mayor cura clínica, menor estadía hospitalaria y menor mortalidad sobre todo

en pacientes con infecciones graves o aquellos en que la bacteria tiene una CIM cercana al

punto de corte estandarizado. A lo mencionado anteriormente, se agrega que las infusiones

prolongadas de

β

-lactámicos permiten obtener concentraciones plasmáticas más altas, menos

fluctuantes y por más tiempo favoreciendo la penetración en tejidos de difícil acceso como el

sistema nervioso central o el pulmón.

Cabe destacar que esta estrategia terapéutica tiene un mayor grado de validación para su

uso en pacientes con fibrosis quística, neutropenia febril y pacientes críticos. Para el caso de

antimicrobianos como ceftazidima, cefepime, piperacilina/tazobactam, imipenem y meropenem,

existe mayor número de estudios de validación de esta práctica. Así también, se debe tener en

cuenta la estabilidad de los antimicrobianos en los distintos sueros a la hora de emplear infusiones

prolongadas, un ejemplo de esta situación es el caso del meropenem que posee una estabilidad

de 4 horas cuando se prepara en suero fisiológico la que se reduce a menos de la mitad cuando

se diluye en suero glucosado al 5%.