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En el paciente en falla multisistémica o estado de shock, la evaluación semiológica inicial
debe ser la indispensable para establecer la conducta inmediata que permita la estabilización
clínica, difiriéndose para una segunda etapa una evaluación semiológica más completa.
Un aspecto de particular interés es la situación del niño portador de una enfermedad
crónica, o que ya ha sido evaluado por otros pediatras, y al que le han sido solicitados un
número variable de análisis de laboratorio. Con frecuencia, estos pacientes asisten a consultar
con una importante cantidad de exámenes de laboratorio e imágenes, e incluso con padres
deseosos de la más rápida interpretación de éstos. Frente a esta situación es más prudente
obtener la mayor información respecto al motivo de consulta, efectuar un minucioso examen
clínico y dejar los exámenes para el final de la apreciación clínica. En tal caso, el pediatra debe
transformarse en el más cuidadoso médico semiólogo. Al respecto es indispensable preguntar
hasta cuándo estuvo sano y cómo se iniciaron los síntomas; indagar respecto a la progresión de
la sintomatología. Incluso, no siempre es posible en una primera consulta establecer una
hipótesis diagnóstica precisa, siendo prudente en algunas oportunidades, citar nuevamente al
paciente para resolver un adecuado plan de estudio y tratamiento.
Con el transcurso del tiempo, la favorable evolución socioeconómica, cambios epidemio-
lógicos observados, el desarrollo de la pediatría, y modificaciones ambientales, ha habido
cambios en la interpretación semiológica de ciertos hallazgos. Hoy en día, la posibilidad de
diagnóstico prenatal, a través de métodos ultrasonográficos, de biología molecular o histológi-
cos, puede facilitar la tarea del neonatólogo, particularmente en algunos síndromes
malformativos mayores y aberraciones cromosómicas. El diagnóstico prenatal, o en el
momento del nacimiento, de Hidrops fetal ya no es sinónimo de incompatibilidad Rh,
pudiendo corresponder con mayor frecuencia a otras causas (sepsis congénita, cardiopatías
graves, linfedema congénito, síndrome nefrótico, síndromes genéticos o cromosómicos). Del
mismo modo, la interpretación semiológica de la pesquisa de ictericia en el recién nacido, en
Chile y otros países de América Latina, se acerca más a la de países desarrollados, obligando
a un estudio clínico y de laboratorio a veces exhaustivo. Los procedimientos de “screening
neonatal”, aún incipientes en nuestros países en vías de desarrollo, han permitido un
diagnóstico precoz de hipotiroidismo y al menos fenilketonuria, entre los errores innatos del
metabolismo. Se requiere una pesquisa más amplia, pero también la capacidad del clínico de
interpretar con sumo cuidado y criterio estos resultados. La existencia de algunos procedi-
mientos de pesquisa neonatal no permiten dejar de considerar la posibilidad de dichas
enfermedades subyacentes, dada la existencia de falsos positivos y negativos y la
confiabilidad del laboratorio y método en uso.
Es necesario que el médico clínico sea capaz de apreciar el valor semiológico de algunos
síntomas y signos frecuentes en pediatría. La presencia de estridor (ruido generalmente
inspiratorio audible), su edad de aparición, probable ubicación anatómica (nasal, laríngea,
traqueal), relación con los tiempos del ciclo respiratorio (inspiratorio, espiratorio), puede ser
fundamental para el diagnóstico clínico (estridor laríngeo congénito, sífilis, cuerpo extraño).
La tos (espiración explosiva con glotis cerrada), cuando está presente es imprescindible
escucharla, ya sea en forma espontánea o inducida, precisando sus características clínicas
(seca, húmeda productiva y no productiva, quintosa, coqueluchoidea, ronca, afónica,
emetizante, bitonal, estridulosa), junto con la inspección para evaluar la presencia de
secreciones mucosas, purulentas o de sangre. El vómito es uno de los síntomas que causa
mayor alarma en el paciente pediátrico, pudiendo muchas veces ser precedido de náusea y ser
causado tanto por afecciones digestivas como extradigestivas. Es indispensable, en el recién
nacido y lactante menor, diferenciarlo de la regurgitación (proceso pasivo). En el análisis
semiológico del vómito debe precisarse sus características fundamentales: alimentario
reciente o de retención; de contenido gástrico o bilioso; mucoso o incluso purulento en
Semiología