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HIPERTENSIÓN / 2016 / VOL. 21

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REVASCULARIZACIÓN PERCUTÁNEA MEDIANTE ANGIOPLASTÍA TRANSLUMINAL

La angioplastía transluminal (APTL) mediante balón es el procedimiento de elección en

la DFM: Curación 58 %, mejoría 35 % y fracaso 7%. En seguimientos a 5 años la reestenosis es

infrecuente.

Solo en lesiones ateromatosas netas, escasas, no más de dos, en la porción media del

trayecto de la AR, la APTL puede ser considerada sin uso de endoprótesis arterial.

Las complicaciones de la APTL son disección de la íntima con oclusión vascular,

ateroembolismo, azotemia por medio de contraste y complicaciones del sitio de punción.

ENDOPRÓTESIS ARTERIAL

Cuando existe una lesión ostial difícilmente tratable con APTL y con altas probabilidades

de reestenosis o cuando ha fracasado una APTL, hay indicación de endoprótesis arterial (“stent”).

En la Tabla 2 se señalan diversas situaciones clínicas en las que puede o no ser considerado este

procedimiento y el nivel de evidencia que soporta dicha recomendación.

TRATAMIENTO QUIRÚRGICO

Actualmente las técnicas quirúrgicas son de excepción, y van desde resección de la lesión

estenosante y anastomosis término terminal, uso de parches de safena o prótesis vasculares

para “by-pass”, empleo de arteria esplénica o una rama de la hepática para revascularizar el riñón

isquémico. La cirugía de banco ha permitido reparar lesiones difíciles.

En manos expertas, cuando la cirugía está bien indicada, se logra un 82 % de éxito con

una mortalidad de 1,1 %.

En este momento, las indicaciones de cirugía en vez de APTL son:

1. Hiperplasia de la íntima con estenosis fusiforme.

2. Lesiones complejas con múltiples estenosis y dilataciones aneurismáticas.

3. Estenosis vecina a una bifurcación o al ostium de una rama, donde el riesgo de disección de la

íntima se acompaña del riesgo de oclusión.

4. Fracaso de la APTL con uso de stent.

NEFRECTOMÍA

Excepcionalmente está indicada solo si se documenta que el riñón afectado es responsable

de la HTA y su aporte a la función renal total es despreciable y el riñón contralateral está sano.

Sugieren que el riñón afectado es el responsable de la HTA los criterios señalados en la “sección

diagnóstico de este artículo".

Sugieren un riñón contralateral sano si la función renal del paciente es normal, el índice de

resistencia es < 0,8 y en la angiografía no hay alteraciones.

El riñón enfermo solo contribuye a producir HTA y no aporta función cuando tiene: a) un tamaño

< 8 cm y con corteza muy reducida, b) aporta < 10 % a la función renal total, c) el vaso distal a la

obstrucción está ocluido sin circulación colateral significativa, d) infartos o hipoplasia segmentarias.

Finalmente pueden ser indicaciones de nefrectomía: ERV no corregible, incluso con cirugía

extracorpórea y aneurisma intrarrenal o malformación arteriovenosa.