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noviembre

2015.

Volumen

14

-

N

°

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imperante. Junto a ello, la pobreza del país en

esos tiempos, las pésimas condiciones sanitarias,

el alcoholismo y la prostitución eran flagelos que

atacaban sin previo aviso. Era frecuente en

aquellos tiempos que muchos niños que se

hospitalizaban, no dormían en sus cunas. No era

su costumbre. En las noches, cuando se hacía

presente la “Guardia Médica”, las auxiliares

informaban que aquellos niños que se acostaban

en el suelo, cerca de la calefacción, no podían

dormir de otra manera. En la jerga médica eran

denominados “los niños de cajón”, dado que en

su casa dormían en un cajón grande que

correspondía a los así denominados cajones

azucareros. Por otra parte, con alguna frecuencia,

se observaba al “niño del carro”, aludiendo a

niños que llegaban con la amputación de alguna

extremidad (habitualmente inferior), al sufrir el

atropello por un carro o tranvía. De hecho, a

menos de una cuadra del hospital había una

estación terminal de estos tranvías y mucho de

ellos circulaban por las calles Avenida Matta,

Portugal, Santa Rosa, Victoria, San Diego.

Convencido de que una Residencia médica bien

organizada constituye la mejor garantía de una

atención correcta, continua y eficiente, el equipo

liderado por el Dr. Prieto se enfoca al problema

de su reorganización. Como ya se ha mencionado,

en los primeros años de vida del Hospital las

tareas de residente fueron desempeñadas de

hecho por el médico jefe del establecimiento.

Posteriormente se crearon dos cargos de residente,

un internista y un cirujano. En el año

1938

los

residentes llegaron a ser tres, que ejercían sus

funciones en días alternos.

El primer paso dado en beneficio de la

reorganización de la residencia del Hospital fue la

incorporación de una cuarta plaza de médico con

el fin de lograr la creación de un equipo de dos

internistas y dos cirujanos y de implantar el

servicio de residencia sobre la base de turnos

cortos y sucesivos; fue así como a partir del año

1939

la residencia fue ejercida por cuatro médicos

y según el sistema de relevos. Siempre con el

objetivo de lograr un mayor perfeccionamiento

para este servicio y a través de la observación de

los hechos diarios que ocurrían, se vislumbró en

aquella época la idea de fundar un servicio de

guardia permanente y de primeros auxilios sobre

la base del personal de médicos residentes en

funciones. La idea encontró nuevo fundamento

en los frecuentes reclamos interpuestos por la

Asistencia Pública en el sentido de que la clientela

infantil que llegaba a sus servicios y que era

referida a los hospitales de niños no era bien

atendida en estas instituciones. La irregularidad

notada tenía su explicación en el hecho de que

los turnos de residentes eran cubiertos sólo

parcialmente; ello y la franca declaración de los

dirigentes de la Asistencia Pública de aquella

época en el sentido de la imposibilidad de

procurar en sus servicios una correcta atención de

carácter pediátrico, reforzó nuestro propósito

tendiente a la creación de un Servicio de Urgencia

sobre la base del trabajo de nuestros residentes,

reforzado en cuanto fuera necesario hasta obtener

la creación de cinco equipos de guardia compuesto

cada uno de ellos por un cirujano especializado y

por un pediatra. Planteando nuestro propósito y

estudiado nuestro proyecto por la Dirección

General de Beneficencia y por la Honorable Junta

Central, se obtuvo la autorización necesaria para

la fundación de la Posta Infantil de primeros

auxilios, servicio que refundido con la residencia

fue denominado de Residencia, Guardia y Primeros

Auxilios. Fundamental rol en esta trascendente

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