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noviembre

2015.

Volumen

14

-

N

°

62

13

Pediatría a las universidades de California, Illinois

y Kingston Avenue Hospital (Nueva York), para su

formación en Pediatría, Enfermedades infecciosas

y Endocrinología. Trabajador infatigable, tanto en

su desempeño en el Hospital Arriarán, como en

su consulta privada, donde, al igual que muchos

de sus colegas de la época, hacía visitas

domiciliarias hasta avanzadas horas de la noche.

Luego, en

1954

, se traslada junto con Stegger al

Hospital San Juan de Dios como Jefe de la Unidad

de Infecciosos. Continuaría su infatigable trabajo

logrando una destacada carrera asistencial y

académica, culminando como Jefe de servicio de

Pediatría en el Hospital Exequiel González Cortés

y Decano de la Facultad de Medicina Sur de la

Universidad de Chile.

Otro precursor, importante e incansable

colaborador en el campo de la Infectología en el

Hospital Manuel Arriarán, el Dr. Enrique Fanta

Núñez, logró destacarse en el plano nacional e

internacional. Luego de sus estudios en la Escuela

Pública de Curicó esquina de Portugal en Santiago,

continúa en el Instituto Nacional, siendo

tempranamente elegido como el

“Mejor

Institutano”.

Terminados sus estudios de Medicina

en

1950

, pasa a ser Ayudante Ad Honorem de la

Cátedra de Pediatría de los profesores Arturo

Baeza Goñi y Julio Meneghello Rivera, en el

Hospital Arriarán. Tuvo estudios en el extranjero

en las universidades de Génova (Profesor Fanconi)

y Heilderberg (Alemania). Dirigió la Unidad de

Infectología del Hospital Arriarán, en tiempos en

que la meningitis bacteriana y sus complicaciones

era una patología frecuente. Junto a ello, las

neumonías post sarampión y estafilocócicas. El

Dr. Fanta se distinguió siempre por su muy alto

grado de compromiso con los pacientes y el

Servicio de Pediatría. Reconocido en las

Universidades de Chile y Católica como el maestro

de varias generaciones de médicos chilenos y

latinoamericanos. A decir de muchos,

“el primero

en llegar y el último en irse”,

tal era el cariño que

le tenía a su hospital y su labor. Sus visitas y

reuniones diarias en la Unidad eran percibidas

como altamente formadoras, aunque por su

carácter firme y riguroso era temido y respetado

por sus alumnos.

Estos tres precursores de la Infectología pediátrica

le dieron una sólida impronta a la especialidad,

tanto en el plano local como nacional.

Dicha impronta, con similares características, se

mantuvo con el Dr. Luis Siemprevivo Curotto, de

ascendencia italiana (proveniente de Génova,

región de Dórbora). Debió volver a esta región

de Italia acompañando a un hermano afectado

de tuberculosis. Gran alegría causó a sus padres

y familiares, comerciantes avecindados en

Valparaíso, su título profesional de médico en la

Universidad de Chile el año

1942

. Inicialmente

discípulo y ayudante del Dr. Juan Noé, pronto

pasaría a desempeñarse ad Honorem en el

Hospital Manuel Arriarán y también en el Hospital

de Carabineros, en donde llegaría a ser jefe de

servicio de Pediatría y Comandante de Sanidad.

Tuve la oportunidad de conocerlo como Jefe de

la Unidad de Infecciosos del Hospital Arriarán

y trabajar junto a él en mi período de beca de

Pediatría. De contextura alta e imponente, muy

disciplinado, amable aunque riguroso, reconocido

por todos por su generosidad y destreza clínica.

Profundamente comprometido con la salud del

niño, llegaba muy temprano a la unidad, de tal

modo que cuando nos aparecíamos, ya conocía

todos los pacientes hospitalizados. Formó un

excelente grupo de trabajo integrado entre otros