Más que una tristeza estacional
La desregulación del ritmo circadiano, neurotransmisores, polimorfismos genéticos y factores fisiológicos pueden desencadenar un trastorno afectivo que comienza y finaliza en la misma época: invierno o verano.
La cultura griega clásica explicaba las enfermedades y cambios de temperamento a partir de la influencia de cuatro lÃquidos corporales: sangre, flema, bilis negra y amarilla. La progresión de un trastorno era fruto de un desequilibrio interno, el cual tenÃa que restaurarse para que el afectado recobrara su salud.
Según la teorÃa de los "cuatro humores" propuesta por Hipócrates, el exceso de sangre provocaba comportamientos hiperactivos (manÃacos, en la terminologÃa actual) y la bilis negra -en su forma natural frÃa- abatimiento, apatÃa y sentimiento de tristeza (depresivos); y cuando esta se calienta, periodos de exaltación anÃmica y euforia.
Hoy sabemos que algunos de estos episodios siguen un patrón temporal. El psiquiatra y cientÃfico sudafricano Norman Rosenthal definió, por primera vez en la década de 1980, el sÃndrome afectivo estacional (SAD, por sus siglas en inglés).
Se trata de una alteración "caracterizada por altibajos emocionales recurrentes que se manifiestan en la misma época del año" [1]. El Manual Diagnóstico y EstadÃstico de los Trastornos Mentales (DSM-5, por sus siglas en inglés) lo recoge como un "trastorno depresivo mayor recurrente con patrón estacional" [2], que algunas personas sufren a fines del otoño y en los meses de invierno. Se cree que hasta el 3% de la población general lo experimenta.
La mayorÃa de los profesionales de la salud están familiarizados con el trastorno afectivo estacional (TAE) asociado con la temporada de invierno, donde los dÃas más cortos y frescos tienen un impacto en el reloj interno del cuerpo, el cual se manifiesta a través de sÃntomas relacionados con depresión como dificultad para concentrarse, sensación de desesperanza y, en algunos casos, ideación suicida. Con frecuencia vinculada a hipersomnia, retraimiento social y antojo de carbohidratos.
Algunos estudios señalan que esta condición varÃa según la geografÃa [3]. De hecho, un seguimiento a base de cuestionarios dio cuenta que el TAE se volvió más frecuente en las latitudes del norte de Estados Unidos [4].Â
La variante poco diagnosticada
En la ClÃnica de Investigación de la Depresión Invernal de la Universidad de Yale en Estados Unidos concluyeron que alrededor del 10% de los pacientes que sufren TAE en la época más frÃa del año pueden volverse manÃacos en verano, cuando aumenta la cantidad de horas de luz diurna estimulantes. Es probable que en estos casos los afectados estén predispuestos genéticamente a no ajustar sus ritmos circadianos [5-6].Â
"Sócrates dijo hace mucho tiempo que algunas personas son capaces de adaptarse mejor al invierno y otras al verano. Y, al parecer, tenÃa razón. Aún no sabemos cuál es la anomalÃa exacta de quienes padecen TAE estival. Por alguna razón, se sienten peor que la mayorÃa durante los dÃas largos y calurosos. Al ser un trastorno raro, normalmente se infradiagnostica", reflexiona el profesor de la Universidad de Georgetown.
A diferencia del TAE invernal, se manifiesta con insomnio, falta de apetito, inquietud, ansiedad, irritabilidad, comportamiento violento e ideación suicida, la cual alcanza su punto máximo a fines de la primavera y principios del verano, pero desciende en invierno [7].
Las investigaciones recientes apuntan a que podrÃa estar relacionado con el aumento de las temperaturas [8], mayor humedad, concentraciones elevadas de polen circulante [9] y alta exposición a la luz solar, que desactiva la producción de melatonina, la hormona que impulsa el ciclo de sueño y vigilia.Â
Esto es preocupante, ya que puede volverse más frecuente en un futuro cercano. Sobre todo si consideramos que julio de 2023 marcó un hito dentro de la historia meteorológica al registrar la temperatura media global más alta registrada en la Tierra.
De seguir esta hipótesis, es probable que disminuya la capacidad de adaptación del comportamiento y aumente la vulnerabilidad de los pacientes con patologÃa mental.
Un motor de los trastornos psicológicos
La Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce que el cambio climático exacerba los factores de riesgo sociales y ambientales que agravan las enfermedades mentales y crean nuevas afecciones psicológicas [10] como trastornos somatoformes, ecoansiedad [11] y TAE de verano, que no ha recibido la atención y conciencia general que merece.
Si bien no es fácil mitigar este multifacético problema, se recomienda el uso de aire acondicionado y mantas de refrigeración, duchas con agua frÃa, reducir la exposición a la luz, terapia cognitiva conductual y prescripción de antidepresivos.Â
La combinación de estas estrategias puede ser clave para vencer la "tristeza estival". Sin embargo, el bienestar de la población va a depender del equilibrio y funcionamiento óptimo de nuestro ecosistema. Ese es el desafÃo global que se avecina y debemos comprometernos con él.Â
Referencias
[1] Rosenthal NE, Sack DA, Gillin JC, et al. Seasonal affective disorder. A description of the syndrome and preliminary findings with light therapy. Arch Gen Psychiatry. 1984;41(1):72-80.
[2] Diagnostic and statistical manual of mental disorders: DSM-5. https://dsm.psychiatryonline.org
[3] Rosen LN, Targum SD, Terman M, et al. Prevalence of seasonal affective disorder at four latitudes. Psychiatry Res. 1990;31(2):131-144.
[4] Winter Depression Research Clinic. https://medicine.yale.edu/psychiatry/research/programs/clinical_people/winter/
[5] Davis GE Jr, Lowell WE. Chaotic solar cycles modulate the incidence and severity of mental illness. Med Hypotheses. 2004;62(2):207-214.
[6] Allen JM, Lam RW, Remick RA, Sadovnick AD. Depressive symptoms and family history in seasonal and nonseasonal mood disorders. Am J Psychiatry. 1993;150(3):443-448.
[7] Woo J-M, Okusaga O, Postolache TT. Seasonality of Suicidal Behavior. Int. J. Environ. Res. Public Health. 2012; 9(2):531-547.
[8] Noelke C, McGovern M, Corsi DJ, et al. Increasing ambient temperature reduces emotional well-being. Environ Res. 2016;151:124-129.
[9] Akram F, Jennings TB, Stiller JW, Lowry CA, Postolache TT. Mood Worsening on Days with High Pollen Counts is associated with a Summer Pattern of Seasonality. Pteridines. 2019;30(1):133-141.
[10] Mental health and Climate Change: Policy Brief. https://apps.who.int/iris/bitstream/handle/10665/354104/9789240045125-eng.pdf?sequence=1
[11] Dodds J. The Psychology of Climate Anxiety - ERRATUM. BJPsych Bull. 2021;45(4):256.
Por Carolina Faraldo Portus
