El declive pulmonar abre nuevas oportunidades
La disminución de su funcionalidad comenzarÃa desde la segunda década de vida. Un seguimiento temprano de la capacidad del órgano podrÃa ayudar a prevenir las enfermedades respiratorias en la adultez.
Los crecientes Ãndices de polución en las ciudades, el tabaquismo, la resistencia a los antibióticos y la mayor prevalencia de patologÃas crónicas como el EPOC y asma parecen asfixiar cada vez más a nuestros pulmones. Mientras las consecuencias de la COVID-19 siguen latentes, el desarrollo de investigaciones que nos den un respiro resulta fundamental.
Ante un promedio de cuatro millones de vÃctimas anuales, principalmente menores de cinco años y adultos sobre los 65 -muchos de los cuales resultan con discapacidad severa- [1] resulta clave impulsar el trabajo cientÃfico y buscar enfoques innovadores para diagnosticar y tratar eficazmente a los pacientes [2].
En esa lÃnea, un estudio realizado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) y el Instituto de Investigaciones Biomédicas August Pi i Sunyer de España ofrece un nuevo marco para evaluar y controlar la salud pulmonar a lo largo de todo el ciclo vital.
Sesgo y fragmentación
La investigación publicada en The Lancet Respiratory Medicine [3] tiene un mérito: identifica, por primera vez, cómo evoluciona la capacidad pulmonar desde la infancia hasta la vejez.
Esta función abarca el flujo, volúmenes, desempeño de las vÃas respiratorias y la oxigenación. Básicamente, se trata del correcto intercambio de gases (oxÃgeno y dióxido de carbono) entre el aire inspirado y la sangre circulante, asà como la eficiencia de los mecanismos de ventilación y mantención de la presión adecuada dentro del tórax [4].
De acuerdo con los autores del trabajo, es un determinante clave de la salud, pero la evidencia disponible sobre su crecimiento y deterioro durante la vida se basa en datos fragmentados y potencialmente sesgados. Según los modelos existentes, plantea la autora principal, Judith GarcÃa-Aymerich, la función pulmonar aumentaba hasta alcanzar su máximo de capacidad entre los 20 y 25 años, tras lo cual se estabilizaba. "Además, se creÃa que en la edad adulta tardÃa esta comenzaba a deteriorarse debido al envejecimiento de los pulmones".
Fases diferenciadas
Mediante un diseño de cohorte acelerado, se agruparon datos de múltiples estudios para cubrir el rango de edad deseado, abarcando a más de 30 mil personas entre cuatro y 82 años. Utilizando espirometrÃa forzada (EF), se evaluaron parámetros de funcionalidad y capacidad pulmonar, además de rescatar información sobre casos de tabaquismo activo y diagnósticos positivos de asma.
Este tipo de mediciones cumple un papel importante en el diagnóstico, manejo y tratamiento de las enfermedades pulmonares [5], siendo la EF uno de los métodos más eficientes en la detección de obstrucciones en las vÃas aéreas y evaluación de componentes de la mecánica pulmonar [6]. Gracias a esta herramienta, los cientÃficos demostraron que la función de este órgano crece en fases diferenciadas: la primera de evolución rápida durante la infancia y otra más lenta hasta alcanzar su punto máximo.
Se evaluaron dos parámetros: el volumen espiratorio forzado en un segundo (FEV1) -que mide la cantidad de aire espirado en el primer segundo de respiración forzada tras una inhalación- y la capacidad vital forzada (FVC) -que permite determinar la dosis máxima de aire que una persona puede exhalar sin lÃmite de tiempo luego de inspirar profundamente.
"En promedio, el peak de FEV1 en las mujeres se alcanza a los 20 años y en los hombres a los 23. Sorprendentemente, no encontramos evidencias de una fase de estabilidad posterior", explica GarcÃa-Aymerich. "Modelos anteriores sugerÃan que esta etapa de equilibrio se extendÃa hasta las cuatro décadas. Sin embargo, nuestros datos muestran que el descenso de la función pulmonar comienza inmediatamente después de alcanzar el valor máximo".
Los cientÃficos creen que el asma persistente y el tabaquismo influyen en la función pulmonar de manera distinta a lo que se pensaba. Según Rosa Faner, coautora e investigadora de la Universidad de Barcelona, "las personas que padecen la enfermedad crónica de las vÃas respiratorias alcanzan un nivel más alto de FEV1 más temprano y tienen niveles menores en todas las etapas de la vida, mientras que la patologÃa adictiva está asociada a una caÃda más rápida de la capacidad pulmonar desde los 35 años".
Los resultados plantean la necesidad de realizar un seguimiento temprano de la función pulmonar desde las primeras etapas de la vida, lo que permitirÃa diseñar e implementar intervenciones especÃficas destinadas a prevenir la aparición de enfermedades respiratorias crónicas en la edad adulta. Este innovador enfoque podrÃa ser de gran utilidad para enfrentar uno de los problemas más complejos de la salud pública.
Referencias:
[1] Las enfermedades respiratorias en el mundo. Nota de prensa. https://member.thoracic.org/about/global-public-health/firs/resources/FIRS-in-Spanish.pdf
[2] Greene, C. M., & Abdulkadir, M. (2024). Global respiratory health priorities at the beginning of the 21st century. European respiratory review : an official Journal of the European Respiratory Society, 33(172), 230205.
[3] Garcia-Aymerich, J., de Las Heras, M., Carsin, A. E., Accordini, S., AgustÃ, A., et al. (2025). General population-based lung function trajectories over the life course: an accelerated cohort study. The Lancet. Respiratory medicine, S2213-2600(25)00043-8. Advance online publication.
[4] Ramalho, S. H. R., & Shah, A. M. (2021). Lung function and cardiovascular disease: A link. Trends in cardiovascular medicine, 31(2), 93–98.
[5] Ishii, M., Fischer, M. C., Emami, K., Alavi, A., Spector, Z. Z., et al. (2005). Hyperpolarized helium-3 MR imaging of pulmonary function. Radiologic clinics of North America, 43(1), 235–246.
[6] BenÃtez-Pérez, Rosaura Esperanza, Cortés-Telles, Arturo, Meneses-Tamayo, Érika, Silva-Cerón, Mónica, RÃo-Hidalgo, Rodrigo Francisco del, et al. (2023). EspirometrÃa: actualización del procedimiento y perspectivas postpandemia. NeumologÃa y cirugÃa de tórax, 82(2), 104-124.
Por Óscar Ferrari Gutiérrez