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De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, cada año 15 millones de personas sufren un accidente cerebrovascular, de los cuales un tercio fallece y cinco millones quedan con discapacidad permanente. En Latinoamérica es la segunda causa de muerte, tras el infarto agudo al miocardio, y más de 80% de los decesos ocurren en países de ingresos bajos y medios.

Sus principales factores de riesgo prevenibles y modificables, según el organismo internacional, son la obesidad, sedentarismo, tabaquismo e hipertensión arterial, mientras que la sintomatología más común es la pérdida súbita, generalmente unilateral, de fuerza muscular en los brazos, piernas o rostro.

Coincidiendo con el Día Mundial de la Lucha contra el Accidente Cerebrovascular, conmemorado el 29 de octubre, el Hospital de Clínicas firmó un convenio de cooperación estratégica con el Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social (MSPyBS) destinado a reforzar el trabajo en esta área.

“Se sumaron cuatro neurólogos a nuestro equipo, potenciando de manera significativa la atención a pacientes en el sistema público”, comentó el doctor Ricardo Mernes, coordinador de la Unidad ACV del recinto asistencial.

El establecimiento atiende como promedio entre 300 y 350 casos anuales, un tercio de los cuales llega dentro del periodo de ventana de cuatro horas y media para acceder a reperfusión cerebral. Cuenta con seis neurólogos, además de médicos residentes y personal de enfermería, dotación que se incrementará paulatinamente gracias a la alianza.

En este marco, durante noviembre se iniciará un programa de asistencia vía telemedicina a varios hospitales del interior del país, con el fin de contribuir en el manejo a nivel primario.

“El accidente cerebrovascular afecta a 1 de cada 4 personas a lo largo de su vida, es la tercera causa de muerte y la primera en discapacidad en adultos mayores de 60 años. Puede generar graves consecuencias, impactando directamente sobre las condiciones de vida del paciente e indirectamente sobre la de sus familiares”, detalló el doctor Mernes.

Existen dos tipos: el hemorrágico, que representa alrededor de 15% de los casos y es consecuencia de la ruptura de un vaso sanguíneo. En tanto, el isquémico alcanza 85% del total y es resultado de la oclusión de una arteria por un coágulo, generando una brusca interrupción de la irrigación en una región específica del cerebro.

“Tenemos un tratamiento farmacológico, aunque debemos administrarlo dentro de las 4 horas y media desde el inicio de los síntomas para que sea eficaz. Su objetivo es disolver el coágulo que ocasiona la oclusión de la arteria y restablecer la circulación cerebral. Es fundamental en este proceso el reconocimiento temprano de los síntomas y el traslado sin demoras a un servicio de urgencias o el llamado al número de asistencia 141”.