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Una de las patologías oncológicas que más ha aumentado su incidencia durante los últimos años es el cáncer de cabeza y cuello. Es el quinto de mayor frecuencia según la Organización Mundial de la Salud y en su génesis participan factores de riesgo prevenibles. De acuerdo con la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello, cada año provoca 350 mil muertes y 85% de ellas se debe al consumo de tabaco.

En el marco del Día Mundial Contra el Cáncer de Cabeza y Cuello, conmemorado el 27 de julio, diferentes agrupaciones oncológicas internacionales participaron en actividades educativas destinadas a promover la consulta y detección precoz.

“Estos cuadros se originan en lugares mayormente de superficie húmeda y mucosa de la región de la cabeza y cuello. Pueden localizarse en la nariz, labios, boca, cara, glándulas salivales, glándula tiroides, huesos, músculos y piel, cuero cabelludo, garganta o laringe, ojo, encías, mandíbula y maxilar superior”, explicó la doctora Angélica Santos, integrante de la Cátedra y Servicio de Otorrinolaringología del Hospital de Clínicas, en Asunción.

Además del tabaco, las causas más comunes son la ingesta excesiva de alcohol, virus del papiloma humano y mala higiene bucal. “Los principales síntomas son dolor de garganta, dificultad al tragar, molestia en el oído; tumefacción o úlcera en la boca, expulsión de sangre desde la garganta, lesiones blancas o rojas en la zona bucal; cambios en la voz, afonía o ronquera no relacionada con una infección; aparición de bultos en el cuello, sobre todo si son duros, crecen o duelen; y obstrucción y sangrado nasal”, detalló.

Ante cualquier manifestación de este tipo, es fundamental consultar a la brevedad, ya que el pronóstico dependerá directamente del estadio, locación del tumor y estado general del paciente.

La pandemia causada por el SARS-CoV-2 ha alterado la actividad asistencial en esta área. “Nos hemos encontrado con ciertas dificultades en cuanto a la demora de cirugías, suspensión y modificación de tratamientos no quirúrgicos, retraso en el diagnóstico, carencias en el acceso al sistema sanitario, miedo a acudir al hospital, reducción del número de revisiones oncológicas y la implementación de la consulta no presencial. Todo esto tiene consecuencias negativas en nuestros pacientes, pero estamos trabajando para solucionar cada problema”, aseguró la doctora Santos.