Consenso en hepatitis aguda grave de causa desconocida
Investigadores de la Universidad de Glasgow y University College de Londres alcanzaron resultados similares sobre el origen de la enfermedad.
Ictericia, diarrea, vómitos y dolores abdominales son parte de la sintomatología de los pacientes diagnosticados con hepatitis aguda grave de causa desconocida. La enfermedad compromete a niños sin dolencias previas y los primeros casos fueron notificados en abril por Reino Unido a la Organización Mundial de la Salud. Desde entonces se ha confirmado su presencia en cerca de 35 países dejando fallecidos y obligando a realizar trasplantes de hígado. Se calculan más de mil afectados, la mayoría de ellos menores de cinco años.
Las sospechas iniciales apuntaron al adenovirus 41, sin embargo, investigadores no han logrado un consenso sobre su etiología. En este contexto, dos grupos de científicos de Londres y Glasgow dieron un importante paso al llegar a la misma conclusión respecto del origen de la patología.
“Detectamos que los niños se infectaron simultáneamente de dos virus: un adenovirus o HHV6, causante de resfriados y molestias gastrointestinales, y un patógeno AAV2 que normalmente no provoca enfermedades, pero al atacar junto con el primero sí muestra síntomas”, coinciden.
Además, descubrieron que los casos analizados no solo eran positivos por ambos agentes infecciosos, sino que tenían una variante específica de un gen que les hacía susceptibles a cursar una hepatitis grave.
“Se trata de una variante genética presente solo en 15,6% de la población general. Por eso, aunque los dos primeros virus implicados son muy comunes, el desarrollo de una hepatitis grave infantil sigue siendo raro”, aseguran.
Los científicos, pertenecientes a la Universidad de Glasgow y University College de Londres, descartan un vínculo entre la enfermedad, las vacunas contra la COVID-19 y el SARS-CoV-2. Sin embargo, los confinamientos podrían haber favorecido el desarrollo de la hepatitis infantil.
“En estos periodos de encierro los niños, que no podían ir al colegio ni juntarse entre ellos, no han creado inmunidad a infecciones comunes como los adenovirus. Por eso, cuando se levantaron las restricciones, los virus comenzaron a circular libremente y los pequeños quedaron expuestos”, explica la viróloga Judith Breuer.
Pese a que presentan limitaciones, fundamentalmente por la baja cantidad de casos analizados, ambos trabajos podrían abrir nuevas líneas de investigación.
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