Abordando la COVID-19 con un enfoque endotelial
Su función es clave para comprender la enfermedad, ya que influye en la coagulación e inflamación. Este conocimiento impulsa el desarrollo de terapias más efectivas para optimizar la atención durante la infección y manejar las secuelas a largo plazo.
El endotelio vascular es fundamental para regular el flujo sanguíneo, evitando la coagulación y controlando la inflamación. Su rápida adaptación permite detener el sangrado y activar las defensas inmunitarias, pero respuestas excesivas pueden agravar enfermedades.
La infección por SARS-CoV-2 provoca la activación de células epiteliales respiratorias, lo que lleva a una rápida liberación de citoquinas, como la IL-1 e interferones, amplificando la respuesta inmune y afectando la función endotelial. Esto puede alterar las funciones del endotelio y conducir a complicaciones a largo plazo, conocidas como COVID prolongado (figura 1).
Figura 1: función endotelial en la salud y la enfermedad
Complicaciones de la COVID-19
Al inicio de la pandemia, se observaron accidentes cerebrovasculares isquémicos debido a la obstrucción de arterias. También se encontraron trombosis en microvasos del corazón, riñones y pulmones en personas fallecidas. La lesión miocárdica, que afecta a un tercio de los pacientes hospitalizados, puede ser causada por estos coágulos, junto con problemas en arterias pequeñas y un aumento en la demanda de oxígeno. La fiebre temprana durante la enfermedad indica la acción de IL-1, actuando como un signo de una tormenta de citoquinas que altera el endotelio, promoviendo la formación de trombos y la inflamación.
La trombosis venosa también puede afectar hasta el 20% de los pacientes, con coágulos que se desplazan hacia las arterias pulmonares, provocando embolia pulmonar y aumentando la morbilidad. La combinación de neumonía y enfermedad tromboembólica reduce el intercambio de gases y agrava los resultados clínicos.
Enfermedad prolongada
Existe un creciente interés en las secuelas a largo plazo de la infección. La curación de la inflamación aguda puede provocar fibrosis en pulmones, riñones y corazón. La resonancia magnética ha revelado edema y fibrosis en muchos pacientes recuperados, y más del 40% presenta un flujo sanguíneo miocárdico deteriorado de manera persistente. Se han observado también enfermedades cardiovasculares, similares al síndrome de taquicardia ortostática postural, que se manifiestan con un aumento inadecuado de la frecuencia cardíaca al ponerse de pie.
Algunas personas recuperadas reportan deterioro cognitivo. Estudios en ratones sugieren que la inflamación en el sistema nervioso central, mediada por quimioquinas, puede afectar la cognición.
Implicaciones terapéuticas
La activación inflamatoria sistémica y la coagulación desregulada plantean importantes retos terapéuticos. A pesar de la alta prevalencia de enfermedad tromboembólica, la terapia anticoagulante y la antiplaquetaria no han demostrado beneficios claros y se asocian con un mayor riesgo de sangrado. Actualmente, se recomienda la anticoagulación "profiláctica" o de baja dosis con heparina solo para pacientes hospitalizados.
Las citoquinas proinflamatorias desempeñan un papel clave en la COVID-19 avanzada, lo que ha llevado a explorar terapias anticitoquinas. Los glucocorticoides, como la dexametasona, han mostrado efectividad en casos agudos. La neutralización de la IL-6 ha generado interés, pero el uso de tocilizumab ha tenido resultados mixtos. Se recomienda su administración, junto con baricitinib, únicamente en pacientes gravemente enfermos. Además, las intervenciones antiinflamatorias pueden debilitar las defensas del huésped, lo que podría explicar la falta de beneficios en algunos tratamientos.
Lecciones para el futuro
Las complicaciones derivadas de la infección por SARS-CoV-2 resaltan la importancia de las funciones endoteliales en la salud. Sin embargo, la urgencia por responder a la emergencia de salud pública llevó a un aumento de estudios observacionales y no aleatorizados, generando más confusión que claridad. Esta experiencia debe guiar futuras respuestas ante emergencias similares, promoviendo un enfoque más coordinado. Una mejor comunicación en salud pública y la implementación de medidas preventivas probadas reducirían la necesidad de terapias avanzadas costosas y los efectos adversos, preparándonos mejor para la próxima pandemia.
Fuente bibliográfica
Endothelial inflammation in COVID-19
Peter Libby
Harvard Medical School, Boston, MA, USA
DOI: 10.1126/science.add2962
