Salud Pública
Vida saludable puede prevenir el cáncer
Según el estudio, la mayoría de eventos fatales por neoplasias podrían evitarse modificando factores como el consumo de alcohol, tabaquismo, el IMC y la actividad física.
El estilo de vida es un factor importante para el desarrollo del cáncer. Sin embargo, un reciente estudio (Science. 2015 Jan 2;347(6217):78-81) ha sugerido que las mutaciones al azar durante las divisiones de células troncales son el principal contribuyente a la generación de tumores.
Mingyang Song y Edward Giovannucci, de la Escuela Médica de Harvard, Boston, Estados Unidos estimaron la proporción de casos y muertes por carcinoma (excepto piel, cerebro, linfático, hematológicos y tumores malignos de próstata no fatales) entre personas blancas de Estados Unidos que pueden ser prevenidos potencialmente mediante la modificación del estilo de vida. Para esto, se realizó un análisis de cohorte prospectivo analizando datos sobre cáncer y factores modificables a partir de un estudio de profesionales de la salud y de estadísticas de la patología a nivel nacional. Con estos antecedentes los autores evaluaron la relación entre los hábitos cotidianos y la incidencia / mortalidad por cáncer. Un patrón saludable fue definido como no haber fumado nunca o haber abandonado el hábito, no ser consumidor de alcohol o beber moderadamente (≤1 bebida / día para mujeres, ≤ 2 / d para hombres), tener un IMC de al menos 18,25 pero inferior a 27,5, y sostener actividad física aeróbica semanal de al menos 75 minutos (en caso de ser vigorosa) o de 150 minutos (al ser de intensidad moderada). De esta forma, los participantes que cumplían con estos 4 criterios fueron considerados de bajo riesgo. Todos los demás, fueron clasificados en un grupo de peligro elevado. Además, calcularon el riesgo atribuible poblacional (RAP) mediante la comparación de la incidencia y mortalidad total y la de los principales carcinomas individuales entre ambos grupos. Por último, evaluaron el RAP a escala nacional, comparando individuos de bajo peligro, con la población estadounidense.
Un total de 89.571 mujeres y 46.339 hombres en 2 cohortes fueron incluidos en el estudio: 16.531 mujeres y 11.731 hombres tuvieron un patrón de estilo de vida saludable, y los restantes 73.040 integraron el grupo de alto riesgo. Dentro de las 2 cohortes, el RAP para la incidencia y la mortalidad de carcinoma global fueron 25% y 48% en mujeres, y de 33% y 44% en hombres, respectivamente. Para los tumores individuales, el RAP correspondiente a mujeres y hombres fue de 82% y 78% para cáncer de pulmón, 29% y 20% para el colon y el recto, 30% y 29% para el páncreas, y de 36% y 44% para la vejiga. El PAR fue de un 4% y 12% para la incidencia y mortalidad por cáncer de mama, y de un 21% para el de próstata (motal). Por último, se obtuvo un RAP sustancialmente más alto cuando el grupo de bajo riesgo se comparó con la población total estadounidense.
En conclusión, puede evitarse una carga sustancial de cáncer mediante la modificación del estilo de vida, lo que sugiere que la prevención primaria debe seguir siendo una prioridad para el control de esta patología.
