Pediatría
Vacunación: escaso riesgo respiratorio en prematuros
El estudio sugiere que no debería retrasarse la inmunización en bebés de pretérmino, incluso si presentan displasia broncopulmonar, dado que los casos de descompensación, que requieren intervenciones tras una vacuna son inusuales y no difieren de los sufridos por neonatos sanos.
La preocupación por la descompensación respiratoria tras la inmunización en niños prematuros, especialmente aquellos con displasia broncopulmonar (DBP), puede dar lugar a retrasos y alteraciones en los calendarios de vacunación.
Edwin Clark Montague y colegas de la Escuela de Medicina de la Universidad de Emory realizaron un análisis de cohorte retrospectivo con neonatos prematuros de edad gestacional <32 semanas, que permanecían en nivel 4 de la unidad de cuidados intensivos e inmunizados durante su estadía. Los niños fueron evaluados para determinar descompensación respiratoria dentro de las 72 horas tras la vacunación. Para esto, se midió el cambio en el soporte respiratorio y la fracción media de oxígeno inspirado. También se examinó la aparición de apnea, bradicardia y episodios de desaturación, realizando una comparación entre niños con DBP y aquellos libres de ese problema. El resultado primario fue la diferencia en la descompensación respiratoria, definida como un aumento de la asistencia respiratoria o un incremento de la fracción de oxígeno inspirado ≥10%, dentro de las 72 horas de post-vacunación.
Los resultados mostraron que de un total de 403 niños ingresados en la UCI neonatal y posteriormente inmunizados, 240 cumplieron con criterios del estudio. De esos infantes, 172 tuvieron diagnóstico de DBP. No se observaron diferencias en el resultado primario de descompensación respiratoria después de la vacunación entre los grupos (P = 0,65). Tampoco hubo variaciones significativas en apneas, bradicardia y eventos de desaturación (P = 0,51).
En conclusión, la descompensación respiratoria que requiere intervención clínica tras la vacunación de recién nacidos prematuros con y sin displasia broncopulmonar, es rara y no presenta diferencias significativas entre ambos grupos. Por lo tanto, se sugiere que la inmunización de esta población vulnerable no debería retrasarse por la preocupación de un empeoramiento clínico.
