Neurología
Tratamientos para hemorragias cerebrales post-trombolíticas no son efectivos
La investigación mostró que existe una baja eficacia en terapias para manejar esta condición, lo cual podría deberse a retrasos significativos en el diagnóstico, aumentando la probabilidad de mortalidad hospitalaria o expansión de hematomas.
Los tratamientos para la hemorragia intracerebral sintomática (HICS) se basan en la opinión de expertos, existiendo pocos datos disponibles sobre su eficacia.
Especialistas del Centro Médico de la Universidad de Columbia, en New York, Estados Unidos, se plantearon el objetivo de comprender la historia natural de la HICS relacionada a trombolisis, enfocándose en la eficacia de los distintos esquemas utilizados. Para lograr esto, se realizó un análisis retrospectivo multicéntrico, entre el 1 de enero de 2009 y el 30 de abril de 2014, en 10 centros primarios y secundarios de accidente cerebrovascular (ACV), en todo Estados Unidos. Los participantes fueron todos aquellos pacientes con este tipo de hemorragia, los que fueron categorizados mediante la definición de estudios oficiales de monitoreo. El criterio de esta clasificación incluyó la presencia de hematoma parenquimal tipo 2 y al menos un aumento de 4 puntos en la puntuación de la escala de los Institutos Nacionales de Salud de ACV. El resultado primario fue la mortalidad hospitalaria y la medida secundaria fue la expansión del hematoma, definida como un aumento del 33% en su volumen, evaluado mediante imágenes de seguimiento.
Los resultados mostraron que de 3.894 pacientes tratados vía intravenosa con activador de plasminógeno tisular recombinante (rtPA) dentro de 4 horas y media después del inicio de los síntomas de ACV isquémico, 128 (3,3%) de ellos presentaron HICS. El tiempo medio desde el inicio de la terapia con rtPA hasta el diagnóstico de la HICS fue de 470 minutos (rango, 30 - 2.572 min) y el promedio desde esa instancia hasta el tratamiento de la condición fue de 112 minutos (rango 12 - 628 min). Por otro lado, la tasa de mortalidad hospitalaria fue del 52,3% (67 de 128) y el 26,8% (22 de 82) sufrió de expansión del hematoma. En modelos multivariables, el cambio de estado de código para acomodar las medidas después del diagnóstico, fue el único factor asociado con una mayor mortalidad intrahospitalaria (R, 3,6; IC del 95%, 1,2-10,6). Finalmente, la hipofibrinogenemia severa (nivel de fibrinógeno <150 mg/dL) se vinculó con la expansión de hematoma, ocurriendo en 36,3% (8 de 22) de los individuos sin expansión versus un 25,0% (15 de 60) de los que sí sufrieron ese evento (P = 0,01), destacando el papel de la crioprecipitación en la reversión de la coagulopatía por parte de rtPA.
En resumen, el tratamiento de hemorragias intracertrebrales tras una trombolisis no reduce significativamente la probabilidad de mortalidad hospitalaria o la expansión de hematomas. Acortar el tiempo para su diagnóstico y manejo puede ser una variable clave para mejorar los resultados de los pacientes.
