Psiquiatría
Terapia cognitivo-conductual es efectiva contra la depresión
La presente investigación mostró que la intervención reduce los niveles de ansiedad y fatiga, además de mejorar la sociabilización en quienes sufren problemas cardíacos. Sin embargo, el grado de auto-preocupación en temas de salud no presentó progresos al compararse con los cuidados convencionales.
La depresión y un inadecuado autocuidado son problemas comunes e interrelacionados que incrementan los riesgos de hospitalización y mortalidad en personas con insuficiencia cardíaca (IC). Mientras que la depresión mayor es una enfermedad coexistente y común en quienes padecen esta complicación, el interés propio incluye comportamientos que mantienen el funcionamiento físico y la prevención de las exacerbaciones agudas, mediante regímenes bajos en sodio, ejercicios y la toma de medicamentos prescritos.
Kenneth E. Freedland y colegas, de la Escuela de Medicina de la Universidad de Washington, en St. Louis, Estados Unidos, se propusieron determinar la eficacia de una terapia cognitivo-conductual (TCC) de intervención integral para este desorden mental y la auto-preocupación en casos de IC. Para esto, se realizó un ensayo clínico simple ciego aleatorizado, con participantes inscritos en el Centro Médico de la Universidad de Washington, entre el 4 de enero de 2010 y el 28 de junio de 2013. Un total de 158 pacientes ambulatorios con IC y depresión mayor, fueron asignados al azar para recibir la TCC, entregada por terapeutas experimentados, junto a cuidados usuales (CU; n = 79) o a CU solos (n = 79). El efecto evaluado fue la gravedad del trastorno mental a los 6 meses, según el Inventario de Depresión de Beck (IDB). Por otro lado, el grado de preocupación personal se determinó mediante índices de autocuidado en casos de IC. Finalmente, los sucesos secundarios incluyeron medidas de ansiedad, depresión, funcionamiento físico, fatiga, actividades y roles sociales, así como calidad de vida. Los resultados exploratorios consistieron en hospitalizaciones y muertes.
Dentro de cada grupo, 26 (33%) pacientes se encontraban con antidepresivos al inicio del análisis. Por otro lado, 132 (84%) completaron las evaluaciones posteriores al régimen de 6 meses. De los individuos sometidos solamente a l CU, 60 (76%) terminaron todas las pautas de seguimiento, lo mismo para las 58 (73%) personas sometidas a TCC (P=0,88). Las puntuaciones para la complicación mental fueron inferiores en los que recibieron el tratamiento respecto a la atención convencional (12,8 [10,6] frente a 17,3 [10,7]; P = 0,008). Las tasas de remisión difirieron entre el IDB (46% versus 19%; número necesario para tratar [NNT] = 3,76; IC del 95%, 3,62 - 3,90; p <0,001) y la Escala de Depresión de Hamilton (51% versus 20%; NNT = 3,29; IC 95%, 3,15 - 3,43; p <0,001). Los grupos no variaron en comparación con a la atención propia, reflejado en las sub-escalas de los índices oficiales para este parámetro. Adicionalmente, no hubo diferencias estadísticamente significativas entre los grupos en los índices de autocuidado ni en las puntuaciones sobre las medidas de funcionamiento físico. Finalmente, los niveles de ansiedad y fatiga se redujeron, mientras que la calidad de vida mental relacionada a la IC y los grados de comportamiento social aumentaron con la TCC respecto a CU, dándose además un menor número de hospitalizaciones en los individuos intervenidos.
En resumen, la terapia cognitivo-conductual dirigida a la depresión y al cuidado personal en casos de insuficiencia cardíaca es efectiva para el trastorno mental, pero no así para la auto-vigilancia o el funcionamiento físico en relación al procedimiento convencional. Los beneficios observados incluyen reducción de la ansiedad y la fatiga, mejora del desempeño social y una mejor calidad de vida.
