PIMS puede desarrollarse a raíz de COVID-19 asintomático
El cuadro descrito por primera vez en Inglaterra en 2020 ha presentado varios casos en América Latina.
La insuficiencia respiratoria aguda es la complicación más común de COVID-19 en adultos y ha estado asociada a 2,4 millones de muertes según la Organización Mundial de la Salud. En el caso de los niños, la enfermedad cursa de manera leve en la mayoría de los casos y no requiere intervención médica.
Sin embargo, y a raíz de la aparición de ocho niños que en abril de 2020 desarrollaron un síndrome inflamatorio agudo asociado a COVID, el Royal College of Pediatrics and Child Health propuso el diagnóstico de síndrome inflamatorio multisistémico asociado a COVID-19 (de sus siglas en inglés MIS-C), que se presenta con fiebre persistente, inflamación y evidencia de disfunción orgánica -después de haber excluido cualquier otra causa microbiana- con o sin confirmación por PCR del diagnóstico de SARS-CoV-2. Desde ese entonces, investigadores han reportado casos similares en Estados Unidos y Europa.
Los signos y síntomas de MIS-C pueden parecerse a los de la enfermedad de Kawasaki, síndrome de choque tóxico, linfohistiocitosis hemofagocítica, y al síndrome de activación macrofágica.
Un equipo de investigadores del Hospital Roberto del Río en Chile siguió los casos de 26 menores con este síndrome (MIS-C). Se usó la definición de caso propuesta por el Ministerio de Salud. En total, diez niños (38,5%) requirieron ventilación mecánica y trece soporte inotrópico (50,0%). Además, 18 pacientes (69,2%) presentaron anomalías en el ecocardiograma. En total, 22 pacientes dieron positivo para la prueba de SARS-Cov-2, 7 de ellos por PCR de transcripción reversa y 15 por ensayo serológico. Los otros cuatro pacientes tuvieron un resultado negativo, pero estuvieron expuestos al COVID.
Los síntomas más frecuentes desarrollados por estos niños fueron fiebre (100%), shock (92,3%), diarrea (61,5%), vómitos (46,2%), sarpullido//exantema (61,5%) y conjuntivitis (57,7%).
Diez pacientes requirieron ventilación mecánica durante una mediana de 4 días (IQR 2,5–5 días). Solo un paciente cumplió con el criterio para el síndrome de dificultad respiratoria aguda con un índice de oxigenación de 25. La mitad de los pacientes requirieron fármacos vasoactivos. Se usó hemofiltración de alto volumen como terapia de rescate para un choque refractario preentado en un paciente. No se requirió oxigenación por membrana extracorpórea en ninguno.
En resumen, casi todos los pacientes (84,6%) tenían confirmación -con pruebas de laboratorio- de SARS-CoV-2. Sin embargo, mientras muchos (57,6%) tenían anticuerpos contra el SARS-CoV-2, solo siete (26,9%) dieron positivo por PCR. Estos hallazgos sugieren que el MIS-C podría ser una respuesta inflamatoria después de cursar una infección por SARSCoV-2 de manera asintomática.
