Pesadillas, demencia y deterioro cognitivo
Quienes experimentan sueños perturbadores -en la mediana edad- tienen más probabilidades de que se les diagnostique demencia más adelante.
Las pesadillas son comunes en la población general. Aproximadamente el 5% de los adultos las experimentan semanalmente y otro 12-40%, mensualmente. Dada su ubicuidad, es sorprendente que su importancia clínica siga siendo en gran medida desconocida.
Mientras que estudios recientes han mostrado que los sueños angustiosos se vuelven más frecuentes con la edad avanzada y están asociados con una función cognitiva pobre transversalmente, ningún estudio ha investigado si pueden estar asociados con el deterioro cognitivo y la demencia longitudinalmente.
Una investigación de la Universidad de Birmingham (Reino Unido) testeó la hipótesis de que una mayor frecuencia de pesadillas en adultos de mediana edad y mayores, sin deterioro cognitivo o enfermedad de párkinson (EP), se asociaría positivamente con tasas más rápidas de deterioro cognitivo y un mayor riesgo de desarrollar demencia con el tiempo. Esta teoría fue probada usando datos longitudinales de tres cohortes de base poblacional de los Estados Unidos.
La asociación entre la frecuencia de sueños angustiosos autodeclarada ("nunca", "menos de una vez a la semana", "semanalmente") y los resultados cognitivos posteriores, se evaluaron mediante una regresión logística multivariable.
Tras ajustar todas las covariables, una mayor frecuencia de sueños angustiosos se asoció de forma lineal y estadísticamente significativa con un mayor riesgo de deterioro cognitivo entre los adultos de mediana edad (P para la tendencia = 0¢016), y un mayor riesgo de demencia por todas las causas entre los adultos mayores (P para la tendencia <0¢001). En comparación con el grupo control tenían un riesgo 4 veces mayor de experimentar deterioro cognitivo (odds ratio ajustado [aOR] = 3¢99; IC del 95%: 1¢07, 14¢85). Entre los adultos mayores de adultos mayores, la diferencia en el riesgo de demencia fue de 2¢2 veces (aOR = 2¢21; IC del 95%: 1¢35, 3¢62).
Curiosamente, el estudio descubrió que las asociaciones eran mucho más fuertes para los hombres que para las mujeres. Por ejemplo, los hombres mayores que experimentaban pesadillas semanalmente tenían cinco veces más probabilidades de desarrollar demencia que quienes no. En las mujeres, sin embargo, el aumento del riesgo era solo del 41%.
Los próximos pasos de la investigación incluirán investigar si las pesadillas entre los jóvenes podrían estar asociadas con el riesgo de demencia en el futuro y si otras características de los sueños, como la frecuencia con la que los recordamos y lo vívidos que son, también podrían utilizarse para identificarlo.
Fuente bibliográfica
DOI: 10.1016/j. eclinm.2022.101640
