Reumatología
Opioides no son superiores a otros medicamentos para el dolor
El estudio no respalda el inicio de la terapia con opioides para lumbalgia crónica moderada a severa o afección de cadera o rodilla por osteoartritis.
La terapia a largo plazo con opioides se convirtió en un enfoque estándar para controlar el dolor crónico musculo esquelético a pesar de la falta de pruebas de alta calidad sobre sus beneficios y daños. Además, existe escasa evidencia sobre la superioridad de su uso a largo plazo en comparación con medicamentos de otro origen para el dolor crónico.
Por lo tanto, Erin Krebs y colaboradores de la Universidad de Minnesota compararon la efectividad de fármacos opioides versus los no opioides para la función relacionada con el dolor, la intensidad del dolor y efectos adversos. Para esto realizaron un ensayo pragmático aleatorio de 12 meses de duración, con evaluación de resultados enmascarados. Los pacientes fueron reclutados de clínicas de atención primaria desde junio de 2013 hasta diciembre de 2015. El seguimiento se completó en diciembre de 2016. Los individuos elegibles tuvieron dolor de espalda crónico moderado a severo o dolor por osteoartritis de cadera o rodilla, a pesar del uso de analgésicos. De 265 pacientes inscritos, 25 se retiraron antes de la asignación al azar y 240 fueron finalmente aleatorizados.
Cada intervención (terapia con opioides y no opioides) tuvo su propia estrategia de prescripción que incluyó múltiples opciones de medicamentos en tres pasos. En el grupo de los opioides, el primer paso fue la liberación inmediata de morfina, oxicodona o hidrocodona/acetaminofeno. Para el otro grupo, el primer paso fue el paracetamol o un antiinflamatorio no esteroidal. Los fármacos se cambiaron, agregaron o ajustaron dentro de cada intervención asignada de acuerdo con la respuesta individual del paciente.
La medida de resultado primaria fue la función relacionada con el dolor (Brief Pain Inventory [BPI] interference scale) y la medida de resultado secundaria principal fue su intensidad (escala de gravedad BPI). Para ambas escalas la mejoría de un punto fue clínicamente relevante (rango 0 - 10; donde puntajes altos corresponden a una peor función o mayor intensidad del dolor). Por último, se evaluaron los resultados adversos vinculados con la medicación.
Las intervenciones no difirieron significativamente en la función relacionada con el dolor. La puntuación de la escala BPI para esta medida en el grupo opioide fue de 3,4, mientras que para el grupo de otros medicamentos fue de 3,3 (diferencia 0,1 [IC del 95%: -0,5 a 0,7]). La intensidad del dolor fue significativamente mejor en el segundo grupo (p = 0,03), mientras que la intensidad media según escala BPI fue de 4,0 para el grupo de los opioides y de 3,5 para los otros fármacos (diferencia 0,5 [IC del 95%: 0,0 a 1,0]). Finalmente, los síntomas adversos por la medicación fueron significativamente más frecuentes en el grupo de los opioides.
En resumen, en un período de un año el tratamiento con opioides no es superior al realizado con otros medicamentos para mejorar la función relacionada con el dolor. Los resultados no apoyan la iniciación de la terapia para la afección lumbar crónica moderada a intensa o para el dolor por osteoartritis de cadera o rodilla.
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