Pediatría
Nutrición parenteral tardía beneficia al paciente pediátrico crítico
Comparado con una administración temprana, el retraso en 7 días del suministro alimentario promueve mayores avances en niños bajo cuidado intensivo, lo que se refleja en mejores índices de marcadores hepáticos y una permanencia hospitalaria más corta.
Ensayos clínicos recientes han puesto en duda el beneficio de la nutrición parenteral temprana en adultos. Adicionalmente, aún no está claro el efecto de este tipo de alimentación sobre el progreso clínico en pacientes pediátricos críticos.
Para abordar este problema, Tom Fivez y colegas del Laboratorio de Cuidados Intensivos del Hospital Universitario de Leuven, Bélgica, llevaron a cabo un estudio multicéntrico, aleatorizado y controlado con 1.440 niños gravemente enfermos para investigar si la retención nutricional parenteral por 1 semana en la unidad de cuidados intensivos pediátricos (UCI) es clínicamente superior a brindar una alimentación parenteral temprana. Los dos criterios principales de término del análisis fueron nuevas infecciones adquiridas durante la estancia en la UCI y la duración ajustada de la dependencia de estos cuidados, según lo evaluado por el número de días en la unidad y el tiempo hasta el alta médica. Un total de 723 pacientes recibieron alimentación parenteral dentro de las 24 horas post admisión a la UCI, mientras que para el grupo tardío (n=717) la administración parenteral no estaba prevista hasta la mañana del día 8. Por último, en ambas cohortes, se intentó una nutrición enteral temprana y se suministraron micronutrientes por vía intravenosa.
Los resultados mostraron que la mortalidad fue similar en los dos grupos, no obstante el porcentaje de pacientes con nuevas infecciones fue del 10,7% en la cohorte tardía, en comparación con un 18,5% para los que recibieron nutrición temprana (R = 0,48; IC del 95%: 0,35 - 0,66). La duración media (± DE) de permanencia en la UCI fue de 6,5 ± 0,4 días para el primer grupo y 9,2 ± 0,8 días para los segundos. Adicionalmente, se observó que los niños alimentados más tardíamente eran más propensos a ser dados de alta con mayor anticipación (R = 1,23; IC del 95%, 1,11 - 1,37). Por otro lado, este tipo de suministro se vinculó con una menor duración del apoyo de ventilación mecánica (P = 0,001), con una reducción de pacientes sometidos a terapia renal de reemplazo (P = 0,04) y con una permanencia hospitalaria más corta (P = 0,001). Por último, también evidenciaron menores niveles plasmáticos de γ-glutamil transferasa y de fosfatasa alcalina (P = 0,001 y P = 0,04, respectivamente), así como niveles más altos de bilirrubina (P = 0,004) y proteína C reactiva (P = 0,006).
En conclusión, en niños críticamente enfermos, el retraso de la nutrición parenteral en 1 semana es clínicamente superior a los beneficios que proporciona una alimentación parenteral temprana.
