Otorrinolaringología
Nuevas directrices para proteger el conducto auditivo
Las recomendaciones afirman que la limpieza excesiva podría irritar el oído, provocar su infección e incluso aumentar las probabilidades de acumulación de cerumen.
El cuerpo produce cerumen para limpiar y proteger los oídos. El cerumen atrapa la suciedad, el polvo y otras sustancias, evitando que entren más profundamente al oído.
Las nuevas directrices publicadas por Seth R. Schwartz y especialistas de la Academia Americana de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello, informan que los médicos deben explicar la forma de realizar la higiene adecuada del oído para prevenir la acumulación de cerumen. En cuanto a su diagnóstico, se debe determinar el nivel de impureza del cerumen mediante otoscopia cuando su acumulación se asocia con síntomas, o impide la evaluación necesaria del oído. Adicionalmente, corresponde evaluar la historia clínica y examinación física del paciente para determinar factores que modifiquen el tratamiento, tales como el uso de terapia anticoagulante, estado inmunocomprometido, diabetes mellitus, radioterapia previa de cabeza y cuello, estenosis del conducto auditivo, exostosis y membrana timpánica no intacta. Los médicos no deben tratar el cerumen de forma rutinaria en pacientes asintomáticos y cuyas orejas puedan ser examinadas adecuadamente. Por otro lado, en pacientes con obstrucción auditiva que no puedan expresar sus síntomas (niños pequeños o pacientes con discapacidad cognitiva), los médicos deben identificar y evaluar rápidamente la necesidad de intervención.
Finalmente, los médicos deben realizar otoscopia para detectar la presencia de cerumen en pacientes con audífonos durante la consulta y tratar, derivar a un especialista al paciente con tampón de cerumen para una intervención adecuada.
