Intervención conductual reduce depresión y ansiedad en adultos
Hubo una remisión de los síntomas en un 43% (depresivos) y un 63% (ansiosos) a los seis meses de tratamiento.
La multimorbilidad, como la depresión y la obesidad, es un problema de salud pública agravada por la pandemia de COVID-19. Se carece de tratamientos integrados eficaces para la depresión y la obesidad, y los mecanismos se han investigado poco.
Investigadores de la Universidad de Illinois Chicago llevaron a cabo un ensayo clínico en el cual se sometía a los pacientes a una internvención conductual integrada para el entendimiento de la depresión, peso y ansiedad, versus la atención habitual que se les da en la consulta. Mediante el uso de imágenes cerebrales funcionales, descubrieron que los procesos neuronales implicados en el control cognitivo fueron predictivos de la reducción de los síntomas de ansiedad.
La mayoría de los participantes en el estudio eran mujeres (76%) de unos 47 años, y más de dos tercios se autoidentificaron como negros (55%) o latinos (20%). 35 personas recibieron la atención habitual y se les proporcionó un resumen de los servicios de salud conductual y de control de peso, así como un rastreador de actividad portátil. Los participantes de la intervención conductual integrada (71) recibieron terapia de un entrenador de salud capacitado y un programa de video para la pérdida de peso. Esta consistió en una estrategia de activación conductual y de resolución de problemas de siete pasos, administrada como tratamiento de primera línea, junto con medicamentos antidepresivos según fuera necesario.
Los síntomas de depresión se evaluaron con una lista de comprobación de 20 elementos y, los de ansiedad, mediante una escala de siete, y el peso fue medido por el personal de investigación. Se midió la actividad cerebral con resonancia magnética funcional en respuesta a fotos estandarizadas de la investigación de caras amenazantes, tristes o felices, por ejemplo, en la línea de base y a los dos meses.
Un porcentaje significativamente mayor de participantes en el grupo de intervención, en comparación con el grupo de atención habitual, logró la remisión de los síntomas depresivos (43% frente al 22%) y de los síntomas de ansiedad (63% frente al 39%) a los seis meses, pero los porcentajes de participantes que lograron una pérdida de peso del 3% o del 5% a los seis meses no difirieron significativamente por grupo.
Los cambios en la puntuación de ansiedad se correlacionaron significativamente con los cambios en la actividad cerebral en regiones específicas de la corteza prefrontal que son responsables del control cognitivo.
Aunque los investigadores creen que el momento del ensayo -que se solapó con la fase inicial de la pandemia COVID-19- puede haber influido en los resultados de la pérdida de peso, afirman que los efectos positivos sobre los síntomas de la depresión y la ansiedad y la correlación con procesos neuronales específicos son una prueba de la eficacia y el posible mecanismo subyacente de la intervención conductual integrada.
