Identifican causas del cáncer
El origen se debe a procesos mutacionales endógenos, exógenos y evitables.
En el último medio siglo, nuestra comprensión de los orígenes de los cánceres ha progresado hasta la aceptación generalizada de que son el resultado de un proceso evolutivo impulsado por la mutación, la consiguiente variación genética y la selección natural de variantes oncogénicas. Los estudios epidemiológicos han establecido, tanto una asociación con la edad, como la causalidad por la exposición a carcinógenos demostrando que los procesos endógenos y los mutágenos exógenos pueden aumentar la tasa de mutaciones, crear variación genética somática y por ende, aumentar su incidencia.
Los análisis a gran escala de la secuenciación del exoma y del genoma completo de los tumores han podido recuperar firmas características específicas de los tejidos en procesos subyacentes. Sin embargo, también se ha demostrado que la arquitectura específica del conductor dentro de cada tipo de tejido es predecible y, de manera crucial, está circunscrita: la evolución de la enfermedad está restringida a ciertas vías, canalizando variantes específicas al ritmo que se forman a través de un proceso distinto de fijación y luego de detección.
Un equipo de investigadores de Yale cuantificó los factores que provocan cambios en el ADN que contribuyen en mayor medida al crecimiento de los tumores.
A través de 24 tipos de cáncer, el equipo identificó las contribuciones de los procesos mutacionales a cada variante oncogénica y calculó el grado en que cada proceso contribuye a la tumorigénesis. Demostraron que el origen de las variantes que conducen a los melanomas y a los cánceres de pulmón se puede atribuir predominantemente a los procesos mutacionales exógenos y prevenibles asociados a la luz ultravioleta y a la exposición al tabaco, respectivamente, mientras que la raíz de los gliomas y los adenocarcinomas de próstata se puede atribuir en gran medida a los procesos endógenos asociados al envejecimiento.
Las mutaciones prevenibles asociadas a la exposición a patógenos y a la actividad de la enzima editora del ARNm de la apolipoproteína B explican una gran proporción del efecto cancerígeno en los cánceres de cabeza y cuello, vejiga, cuello de útero y mama. Estas atribuciones complementan los enfoques epidemiológicos revelando la carga del cáncer impulsada por variantes de un solo nucleótido causadas por procesos endógenos o exógenos, no prevenibles o prevenibles.
No todos los cambios genéticos que conducen a los tumores están incorporados en el enfoque del estudio, por lo que se necesita más investigación para comprender plenamente los cambios complejos, como los genes o cromosomas duplicados.
