Hipertensión pediátrica: implicancias de nuevas directrices
Actuales recomendaciones incluyen una reclasificación de categorías de presión arterial, lo que resulta en una mayor prevalencia de la patología y mejor sensibilidad en la detección de daños a los órganos blanco en hipertensos.
Recientemente se han publicado nuevas definiciones sobre la hipertensión pediátrica en una guía de práctica clínica (GPC) de la Academia Estadounidense de Pediatría (AAP). En este estudio, se evaluó el impacto de la nueva GPC sobre la hipertensión arterial en niños y adolescentes de alto riesgo en cuanto a la prevalencia y daño a órganos diana (TOD, del inglés target organ damage) en comparación con la directriz anterior ("Fourth Report on the Diagnosis, Evaluation, and Treatment of High Blood Pressure in Children and Adolescents", DOI: 10.1542/peds.2017-1904).
Se estudiaron a jóvenes de 10 a 18 años sometidos a una evaluación de los efectos cardiovasculares de la obesidad y diabetes mellitus tipo 2. La presión arterial (PA) se clasificó de acuerdo a las 2 GPC como normal, elevada, e hipertensión (etapas 1 y 2). Además, se obtuvieron las medidas del TOD (espesor de la íntima-media de la arteria carótida, velocidad de la onda de pulso, masa ventricular izquierda y función diastólica). Por último, se evaluaron las asociaciones entre categorías de PA y el TOD, y la sensibilidad de la clasificación de la hipertensión en la identificación del TOD.
Los datos estaban disponibles para 364 participantes (65% sexo femenino; 15,1 ± 2,1 años de edad). La hipertensión se identificó en un 8% y un 13%, tal y como se define en el reporte previo y en la GPC actual, respectivamente (P = 0,007). Sin embargo, las dos directrices revelaron asociaciones similares con el DOTP, la GPC actual demostró una sensibilidad mejorada en la detección del TOD en jóvenes hipertensos. Por ejemplo, la proporción de participantes con una masa ventricular izquierda anormal categorizado como hipertensivo aumentó del 20% al 31%, (P < .001).
En conclusión, la incorporación de la nueva guía de práctica clínica aumentó la prevalencia de hipertensión pediátrica en una población de jóvenes de alto riesgo y mejoró la sensibilidad de la identificación del daño a órgano blanco en participantes hipertensos.
