Firma genética de las células T en alzhéimer
Estos genes parecen ser los responsables de dirigir la alfa-sinucleÃna y causar potencialmente, una inflamación continua.
La enfermedad de Parkinson (EP) es un trastorno neurodegenerativo progresivo que se caracteriza por dos rasgos: la pérdida de neuronas dopaminérgicas en la sustancia negra del cerebro responsable de los rasgos motores y la acumulación excesiva de la proteÃna α-sinucleÃna (α-syn) agregada. Esta pérdida de neuronas dopaminérgicas puede ser la razón de la aparición de los signos motores (aumento de la rigidez, lentitud, temblor en reposo y en etapas posteriores, inestabilidad postural). Su diagnóstico y tratamiento constituyen un reto, ya que tiene escasas opciones que se centran principalmente en mejorar los sÃntomas.
Varias lÃneas de evidencia destacan la asociación de la EP con la inflamación. En 1988, un histórico estudio postmortem informó de la activación de la microglÃa en el locus niger. Estudios más recientes han revelado un componente autoinmune en la enfermedad que comprende el reconocimiento de varios epÃtopos de células T derivadas de α por parte de las células T CD4 y demuestran un aumento de la α-syn en las etapas preclÃnicas. En general, se cree que la etapa motora y el deterioro cognitivo van precedidos de una fase prodrómica larga (a menudo de décadas) asociada a sÃntomas que pueden preceder a la pérdida de neuronas dopaminérgicas.
Para definir las alteraciones moleculares asociadas con la patologÃa, un grupo de investigadores de La Jolla Institute for Imnulogy (LJI) en los Estados Unidos compararon los perfiles transcripcionales de las células T periféricas de pacientes con la enfermedad y personas sanas. La hipótesis es que los pacientes con la condición exhiben respuestas para α-syn asociados con una etapa inflamatoria de la enfermedad que poseen firmas especÃficas de ARNm. Los genes especÃficos y las vÃas identificadas que muestran un enriquecimiento significativo de firmas transcriptómicas previamente asociadas con la EP incluyen el estrés y fosforilación oxidativas, la autofagia de las mitocondrias, el metabolismo del colesterol y la inflamación.
Los resultados indican que los genes regulados diferencialmente en las células T CD4 estaban enriquecidos en funciones de estrés oxidativo y autofagia, mientras que aquellos regulados en los linfocitos T CD8, lo estaban en funciones relacionadas con la inflamación y la quimiotaxis.
En el futuro, los cientÃficos planean estudiar muestras de cerebro post-mortem. Este trabajo confirmará si las mismas células T autorreactivas que se encuentran en la sangre también atacan a las neuronas.Â