Estimulación cerebral no invasiva puede mejorar la saturación de oxígeno en pacientes con COVID-19
La corteza prefrontal, parece haber activado vías neuronales del sistema nervioso autónomo, que desempeñan un papel importante en las respuestas inflamatorias.
El SNA es la parte de nuestro sistema nervioso que ajusta continuamente la actividad del organismo para mantener el equilibrio interno del cuerpo, también conocido como homeostasis. Es el responsable de mantener nuestras funciones vitales y regula, sin que seamos conscientes de ello, aspectos fundamentales de nuestro cuerpo, como el ritmo cardíaco, la temperatura corporal, la presión arterial o la frecuencia con la que respiramos, entre otros. Un desequilibrio en este sistema puede provocar cambios en la función cardiaca, en el control de la presión arterial y también se ha asociado a un aumento de la inflamación en pacientes con COVID-19.
Teniendo en cuenta que ya se habían observado cambios no deseados en el SNA en las fases a corto y largo plazo de la infección por COVID-19, existe el reto de identificar tratamientos capaces de regularizar las funciones autonómicas tras la infección y establecer la posibilidad de prevenir y reducir las complicaciones de la enfermedad. Por desgracia, incluso después de años desde el inicio de la pandemia, son pocas las opciones terapéuticas que pueden combinarse con los tratamientos convencionales.
Un estudio brasileño dirigido por investigadores del Instituto D'Or de Investigación y Educación (IDOR) investigó la eficacia y seguridad de la estimulación transcraneal por corriente directa (tDCS) como procedimiento para regular la función del SNA en pacientes con COVID-19. Uno de los mayores beneficios de la tDCS es su técnica de estimulación cerebral no invasiva y no dolorosa que utiliza una corriente eléctrica de baja intensidad para modular la actividad neuronal en áreas cerebrales específicas a través de electrodos de superficie colocados en el cuero cabelludo.
Para llevar a cabo el estudio, se reclutaron 40 pacientes hospitalizados en unidades de cuidados semiintensivos por COVID-19 con síntomas de leves a moderados, la mitad de los cuales recibió una única sesión de tDCS, mientras que los otros 20 se sometieron a una estimulación simulada. La tDCS se aplicó con un electroestimulador a través de dos electrodos de superficie con el objetivo de modular la actividad del córtex prefrontal dorsolateral. El córtex prefrontal es una zona de la parte frontal del cerebro definida como diana por los investigadores debido a la evidencia de su implicación en la regulación del SNA. En el grupo de control, los participantes recibieron una estimulación ficticia (tDCS-sham) para que los pacientes la percibieran como una estimulación real.
Los dos grupos no difirieron en cuanto a enfermedades preexistentes, síntomas de ingreso hospitalario, medicación utilizada durante la hospitalización o duración de la estancia. Los autores también evaluaron la seguridad de la estimulación comprobando las constantes vitales y el estado de salud de los pacientes antes y después de la estimulación y aplicando un cuestionario de efectos adversos a cada paciente.
Los investigadores observaron que en los pacientes que recibieron tDCS se produjo una regulación del SNA y un aumento de su saturación de oxígeno, factor que no ocurrió en el grupo control.
Los resultados mostraron que la estimulación fue segura y bien tolerada por los pacientes de COVID-19. También identificaros que la región cerebral estimulada, la corteza prefrontal, parece haber activado vías neuronales del sistema nervioso autónomo, que desempeñan un papel importante en las respuestas inflamatorias.
Observaron que la estimulación real indujo un aumento de la actividad parasimpática y una reducción de la actividad simpática del SNA, lo que puede ser muy beneficioso para reequilibrar el sistema nervioso autónomo en pacientes con COVID-19 u otras enfermedades, evitando el deterioro de diversos órganos del cuerpo y ayudando a controlar los procesos inflamatorios.
Esta investigación es la primera que informa de cambios en el SNA generados por una única sesión de tDCS centrada en la neuromodulación de la corteza prefrontal en pacientes hospitalizados en la fase aguda de la COVID-19. De este modo, la tDCS se presenta como un método prometedor, seguro y no invasivo de terapia adicional para tratar las complicaciones generadas por la COVID-19 o enfermedades similares, como las disfunciones autonómicas y respiratorias y los procesos inflamatorios exacerbados.
Los científicos comentan que aún son necesarios estudios adicionales con una evaluación completa de la función autonómica y de los biomarcadores inflamatorios.
