En adultos
Estilo de vida saludable disminuye muertes prematuras
Dieta y peso adecuados, realizar ejercicio, no fumar y beber alcohol con moderación son componentes relacionados con una mayor esperanza de vida en hombres y mujeres de 50 años de edad.
Un metaanálisis previo, de 15 estudios que incluían un total de 531.804 participantes de 17 países con un seguimiento aproximado de 13 años, sugirió que cerca del 60% de las muertes prematuras podrían atribuirse a factores asociados con el estilo de vida como como el tabaquismo, consumo excesivo de alcohol, inactividad física, mala alimentación y obesidad (doi: 10.1016/j.ypmed.2012.06.017).
El objetivo del presente estudio fue estimar la repercusión del estilo de vida en la mortalidad prematura y esperanza de vida en la población de Estados Unidos (Yanping Li y colegas de la Escuela de Medicina de Harvard). Utilizando datos del Nurses' Health Study (1980 - 2014; n=78.865) y del Health Professionals Follow-up Study (1986 - 2014, n=44.354), se definieron 5 factores de bajo riesgo como no fumar, IMC entre 18,5 - 24,9 kg/m2, realizar actividad física ≥30 min/día de intensidad moderada a fuerte, regular el consumo de alcohol y tener una óptima alimentación. Además, se estimaron los cocientes de riesgo (HR) para la asociación entre los hábitos y la mortalidad (usando una escala validada en puntajes de 0 - 5). También se utilizaron datos de NHANES (National Health and Nutrition Examination Surveys; 2013 - 2014) para estimar la distribución de la puntuación del estilo de vida y la base de datos WONDER de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, para derivar las tasas de mortalidad específicas por edad. Finalmente se aplicó el método de la tabla de vida para estimar la esperanza por niveles de puntuación de los factores.
Durante los 34 años de seguimiento, se documentaron 42.167 muertes. Los HR ajustados por variables múltiples para mortalidad en adultos con 5 factores de bajo riesgo en comparación con cero, fueron 0,26 ([IC] del 95%: 0,22 a 0,31) para la mortalidad por todas las causas, 0,35 (IC del 95%: 0,27 a 0,45) para el cáncer y 0,18 (IC del 95%: 0,12 a 0,26) para decesos por enfermedad cardiovascular. El riesgo atribuible a la población por no adherirse a los cinco hábitos saludables fue del 60,7% (IC del 95%: 53,6 a 66,7) para las muertes por todas las causas, 51,7% (IC del 95%: 37,1 a 62,9) para enfermedad tumoral y del 71,7% (IC del 95%: 58,1-81,0) para decesos por ECV. Se estimó que la esperanza de vida a los 50 años era de 29,0 años (IC del 95%: 28,3 a 29,8) para mujeres y 25,5 años (IC del 95%: 24,7 a 26,2) para hombres que no adoptaron los factores descritos. En contraste, para aquellos que si los adoptaron, se proyectó una esperanza de vida a la edad de 50 años de 43,1 años para las mujeres y de 37,6 años para los hombres.
En conclusión, adoptar hábitos saludables podría reducir sustancialmente la mortalidad prematura y prolongar la esperanza de vida en la población adulta estadounidense.
