Dormir poco influiría en el desarrollo de la diabetes 2
Las personas que tienen dificultades para conciliar el sueño o permanecer dormidas presentan niveles de azúcar más elevados que quienes no.
Revisiones sistémicas y meta-análisis prospectivos han constatado sistemáticamente que, tanto las duraciones de sueño más cortas como las más largas, se asocian a un mayor riesgo de sufrir diabetes de tipo 2 (T2D). Sin embargo, las relaciones causales no están claras a partir de estos datos debido a los posibles sesgos de confusión residual (por ejemplo, de la actividad física y la dieta) y la causalidad inversa (por ejemplo, de la nicturia y el dolor neuropático).
Un estudio, dirigido por la Universidad de Bristol y con el apoyo de las universidades de Manchester, Exeter y Harvard, exploró los efectos de los rasgos del sueño -insomnio, duración del sueño, somnolencia diurna, siesta y cronotipo- sobre los niveles glucémicos medios evaluados por la hemoglobina glicosilada (HbA1c) y sobre la glucosa en la población general.
La investigación realizada con más de 336.999 adultos residentes en el Reino Unido demostró que las personas que declararon tener a menudo dificultades para conciliar el sueño o permanecer dormidas tenían niveles de azúcar en sangre más elevados que las personas que dijeron no tener nunca, rara vez o sólo a veces estas dificultades. El equipo no encontró pruebas claras de un efecto de otros rasgos del sueño.
Los hallazgos podrían mejorar la comprensión de los investigadores sobre cómo los trastornos del sueño influyen en el riesgo de diabetes tipo 2. El estudio también sugiere que las intervenciones de estilo de vida o farmacológicas que mejoran el insomnio podrían ayudar a prevenir o tratar la diabetes.
