Directrices para el tratamiento de H. pylori
Según las recomendaciones, la terapia triple de primera línea -claritromicina, amoxicilina e IBP- debe confinarse a pacientes sin antecedentes de exposición a macrólidos.
La infección por Helicobacter pylori (H. pylori) es un problema común en todo el mundo que constituye una causa importante de úlcera péptica y cáncer gástrico. H. pylori también puede tener un papel en la dispepsia funcional, en el riesgo de úlceras en pacientes que toman bajas dosis de aspirina o que comienzan la terapia con un antiinflamatorio no esteroidal, en la anemia inexplicable por deficiencia de hierro y en la púrpura trombocitopénica idiopática.
Desde la publicación de la última Guía clínica del Colegio Americano de Gastroenterología (ACG, por sus siglas en inglés) en 2007, se han logrado avances científicos significativos con respecto al manejo de la infección por H. pylori. Los avances más significativos se han producido en el campo del tratamiento médico. Al elegir un régimen para H. pylori, se debe preguntar sobre la exposición previa a antibióticos y esta información se debe incorporar en el proceso de toma de decisiones. Para el tratamiento de primera línea, la terapia triple con claritromicina debe limitarse a pacientes sin antecedentes de exposición a macrólidos que residan en áreas donde se sabe que la resistencia a claritromicina entre las cepas aisladas de H. pylori es baja.
Según esta guía de manejo clínico del ACG actualizada al año 2017, la mayoría de los pacientes estarán mejor atendidos con un tratamiento de primera línea con terapia cuádruple de bismuto o la concomitante que consiste en un inhibidor de la bomba de protones (IBP), claritromicina, amoxicilina y metronidazol. Cuando los fármacos de primera línea fallan, el régimen de rescate debe evitar los antibióticos que se usaron previamente. Si un paciente recibió medicación de primera línea que contenía claritromicina, las opciones de tratamiento preferidas son el enfoque cuádruple con bismuto o el régimen de rescate con levofloxacina. Si se administró terapia cuádruple con bismuto de primera línea, los regímenes de rescate que contienen claritromicina o levofloxacina son las alternativas recomendadas.
En resumen, dado que las terapias concomitante, secuencial e híbrida se componen generalmente de los mismos cuatro fármacos, y los datos disponibles sugieren que proporcionan una eficacia y tolerabilidad similares, las consideraciones prácticas como la simplicidad del régimen adquieren mayor importancia. Usando esta lógica, la concomitante parece ser la mejor opción tanto para tratamiento de primera línea como para el de rescate.
