Consumo equilibrado de carbohidratos para vivir más
Dietas excesivamente pobres o ricas en el nutriente confieren mayor riesgo de mortalidad, mientras que la sustitución por grasas y proteínas vegetales lo disminuye significativamente.
Las dietas bajas en carbohidratos, que restringen su consumo y favorecen el de proteínas o grasas (o ambas) son una estrategia popular para bajar de peso. Sin embargo, el efecto a largo plazo de la restricción de hidratos de carbono sobre la mortalidad es controversial y podría depender de si estos son por grasas o proteínas de origen vegetal o animal.
Por lo tanto, el presente estudio investigó la asociación entre la ingesta de carbohidratos y la mortalidad. Se estudiaron 15.428 adultos de 45 a 64 años de edad, en cuatro comunidades de Estados Unidos, quienes completaron un cuestionario dietético en el momento de la inscripción al estudio Atherosclerosis Risk in Communities (ARIC) (desarrollado entre 1987 y 1989). Los participantes no reportaron la ingesta calórica extrema (< 600 kcal o > 4.200 kcal al día para los hombres y < 500 kcal o > 3.600 kcal al día para mujeres). La medida de resultado primaria fue la mortalidad por todas las causas. Posteriormente se estudió la asociación entre el porcentaje de ingesta de carbohidratos y las muertes por causas de cualquier tipo, lo que dio cuenta de las posibles relaciones no lineales en la cohorte. También se examinó esta asociación, combinando los datos del estudio ARIC con los datos para la ingesta de carbohidratos informados de siete estudios prospectivos multinacionales en un meta-análisis. Por último, se evaluó si la sustitución de carbohidratos por grasas y proteínas animales o vegetales afectaba la mortalidad.
Durante una mediana de seguimiento de 25 años hubo 6.283 muertes en la cohorte ARIC, y se registraron 40.181 decesos en todos los estudios de cohortes. En estudio ARIC, después de un ajuste multivariable, se observó una asociación (de forma de U) entre el porcentaje de calorías consumida de carbohidratos (media 48,9%, DE 9,4) y la mortalidad: un 50 - 55% de las calorías procedentes de los carbohidratos se relacionó con el menor riesgo. En el metaanálisis de todas las cohortes (432.179 participantes), tanto un bajo consumo de carbohidratos (< 40%) como uno elevado (> 70%) confirió un mayor peligro de fallecimiento versus la ingesta moderada, lo que era consistente con un consumo en forma de U (cociente de riesgo combinado = 1,20, IC del 95%: 1,09 - 1,32 para el bajo consumo; 1,23, IC 1,11 - 1,36 para el alto nivel). Sin embargo, los resultados variaron según la fuente de macronutrientes: la mortalidad aumentó cuando se intercambiaron carbohidratos por grasas o proteínas de origen animal (1,18, 1,08 - 1,29) y la mortalidad disminuyó cuando fueron a base de plantas (0,82, 0,78 - 0,87).
En suma, porcentajes altos y bajos en dietas de carbohidratos se asocian con un aumento de la mortalidad, con un riesgo mínimo observado en un 50 - 55% de la ingesta. Patrones dietéticos bajos en favor de proteínas y grasas de origen animal como el cordero, carne de res, cerdo y el pollo, se relacionan con una mayor mortalidad, mientras que las de origen vegetal (verduras, frutos secos y mantequilla de maní), y los panes integrales, se vinculan con un menor riesgo. Esto sugiere que la fuente de alimentos modifica notablemente la relación entre ingesta de carbohidratos y los decesos.
