Neurología
Actividad física protege contra la esclerosis lateral amiotrófica
Este estudio multicéntrico de casos y controles de base poblacional sugiere que los ejercicios no son un factor de riesgo, y con el tiempo pueden tener un efecto protector contra la enfermedad.
La esclerosis lateral amiotrófica (ELA) es una enfermedad rara, neurodegenerativa de etiología multifactorial. Un número de factores de riesgo del medio ambiente han sido investigados, incluyendo la práctica de actividad física intensa. Esta asociación es biológicamente plausible, ya que el ejercicio vigoroso puede inducir estrés oxidativo y excitotoxicidad del glutamato.
Docentes del Instituto de Hospitalización y Cuidados Científicos Mario Negri, Milán, Italia, evaluaron si la actividad física representaría un factor de riesgo para la ELA. Desde febrero 2008 a abril 2012, 652 pacientes y 1166 controles (agrupados por edad, sexo y residencia) fueron evaluados. Tras la entrevista directa, se recogieron datos sobre la ocupación y la historia de las actividades deportivas y de ocio, la actividad física y las lesiones accidentales. El ejercicio físico relacionado con el deporte y con el trabajo se cuantificó utilizando los equivalentes metabólicos (MET). Los riesgos se calcularon aplicando modelos de regresión logística condicional (ajustando por edad, país, trauma y actividad física relacionada con el trabajo) y se expresaron como el riesgo (R) y el R ajustado (R Adj) con intervalos de confianza del 95% (IC).
La actividad física en general se asoció con probabilidades reducidas de tener ELA (Adj R = 0,65, IC del 95% = desde 0,48 hasta 0,89) al igual que la actividad física relacionada con el trabajo (Adj R = 0,56, IC del 95% = 0,36 - 0,87) y los deportes organizados (Adj R = 0,49, IC del 95%: 0,32 a 0,75). Se observó una correlación inversa entre la ELA, la duración de la actividad física (p = 0,0041) y las puntuaciones MET, con mayor importancia para la exposición más alta (Adj R = 0,34, IC del 95% = desde 0,21 hasta 0,54). Una correlación inversa entre la ELA y el deporte se observó en las mujeres pero no en los hombres, y en sujetos con eventos traumáticos repetidos.
Finalmente, la actividad física no es un factor de riesgo para la esclerosis lateral amiotrófica y puede llegar a tener un efecto protector contra la enfermedad.
