Pediatría
Dieta mediterránea protege a los niños contra los síntomas alérgicos
Existe un creciente interés sobre el papel de la nutrición en el desarrollo del asma, y en el efecto modulador de los alimentos dentro de las exposiciones ambientales. El crecimiento de las vías aéreas durante la niñez puede ser vulnerable a condiciones oxidativas; un estado antioxidante deteriorado durante este importante período puede dar lugar al daño oxidativo de la vía aérea, a reducciones de desempeño de los conductos bronquiales, o ambos. La deficiencia alimenticia de vitaminas antioxidantes, especialmente vitaminas A, C, y E y de carotenoides, como otros antioxidantes tales como selenio y flavonoides, puede tener un efecto nocivo en la modulación de los estímulos oxidativos del pulmón. Por el contrario, un mayor consumo posee asociaciones beneficiosas respecto al asma, las sibilancias y la función ventilatoria. Las frutas y verduras contienen muchos antioxidantes potencialmente importantes que no pueden ser cuantificados fácilmente. Varios estudios epidemiológicos en adultos han demostrado un menor riesgo de asma en lo referente a una elevada ingesta de frutas, pero pocos se han centrado en las enfermedades respiratorias alérgicas de la niñez y los resultados han sido inconsistentes.
Leda Chatzi y colaboradores (Facultad de Medicina, Universidad de Creta, Grecia) examinaron si esta discrepancia se podría atribuir a un alto consumo de frutas y de verduras frescas o a la costumbre de una dieta mediterránea tradicional. Los autores realizaron un análisis de sección transversal en 690 niños entre 7 y 18 años del área rural de Creta, Grecia. Los padres completaron una encuesta de los síntomas respiratorios y alérgicos de los niños, y un cuestionario sobre los hábitos alimenticios. La adherencia a una dieta mediterránea fue medida a través de una escala de 12 puntos. Los niños experimentaron pruebas del pinchazo con 10 aeroalérgenos comunes.
El 80% de los jóvenes comían frutas frescas (y el 68% verduras) por lo menos dos veces al día. La ingesta de uvas, de naranjas, de manzanas y de tomates frescos, los principales alimentos locales en Creta, no presentó ninguna asociación con la atopía, pero si eran protectores contra las sibilancias y la rinitis. La alta consumición de frutos secos estuvo ligada de forma inversa a las sibilancias (R, 0.46; IC del 95%, 0.20-0.98), mientras que la margarina aumentó el riesgo de éstas (R, 2.19; IC del 95%, 1.01-4.82) y de la rinitis alérgica (R, 2.10; IC del 95%, 1.31-3.37). Un alto nivel de apego a la dieta mediterránea protegió contra la rinitis alérgica (R, 0.34; IC del 95%, 0.18-0.64) mientras que un impacto más modesto se observó en las sibilancias y la atopía.
Concluyen estos datos sobre la presencia de un efecto beneficioso de las frutas, de verduras, frutos secos y de la alta adherencia a una dieta mediterránea tradicional durante la niñez frente a los síntomas del asma y de la rinitis. Este tipo de alimentación puede explicar la falta relativa de síntomas alérgicos en esta población.
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