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07 Mayo 2012

Nefrología

Donantes tienen igual mortalidad que la población general

En concordancia con otros estudios que no han mostrado ningún aumento de la mortalidad en décadas posteriores a la donación, el presente ensayo se suma a la información disponible que apoya la seguridad de la práctica entre donadores de riñón.

En la población general, hay una fuerte asociación entre el deterioro de la función renal y el aumento del riesgo de enfermedad cardiovascular. Es posible que esto se pueda aplicar a los más de 27.000 trasplantes renales en todo el mundo cada año. Los donantes pierden la mitad de su masa renal, y, al igual que la función renal reducida por otras razones, la nefrectomía puede aumentar la presión arterial y los metabolitos, como el ácido úrico. Estos marcadores fisiológicos, sin embargo, podrían no ser válidos en los donantes respecto a los resultados que son clínicamente relevantes. La enfermedad cardiovascular es un evento clave de interés y es la principal causa de muerte.

Amit Garg y colegas (Clínica de Investigación Renal de Londres, en Ontario, Canadá), determinaron el riesgo de enfermedad cardiovascular en donantes de riñón, mediante un estudio retrospectivo realizado entre 1992 y 2009. Un total de 2.028 donantes y 20.280 controles fueron seguidos durante una media de 6,5 años (con un máximo de 17,7 años). La edad promedio era de 43 en el momento de la donación (rango intercuartil 34-50) y 50 en el momento del seguimiento (42-58). El resultado primario fue una combinación entre el tiempo de muerte y el primer evento cardiovascular. El resultado secundario correspondió al tiempo del primer accidente cardiovascular.

El riesgo de muerte y eventos cardiovasculares fue menor en los donantes que en los no donantes (2,8 versus 4,1 eventos por cada 1.000 personas/año; riesgo de 0,66, intervalo de confianza del 95%: 0,48 a 0,90). El peligro de accidentes cardiovasculares mayores no fue diferente en los donantes que en los no donantes (1,7 versus 2,0 eventos por cada 1.000 personas/año; 0,85, 0,57 a 1,27). Los resultados fueron similares en todos los análisis de sensibilidad. La edad avanzada y bajos ingresos se asociaron con un mayor riesgo de muerte y enfermedad cardíaca en ambos grupos cuando se analizaron por separado.

Finalmente, la tasa de eventos cardiovasculares mayores en los donantes no es más alta durante la primera década después del trasplante renal en comparación a la población general. Si bien este estudio seguirá evaluando a las personas, los resultados provisionales apoyan la seguridad de la práctica entre los donantes que son cuidadosamente seleccionados.

Fuente bibliográfica

BMJ 2012; 344:e1203

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