Neurosciencias
Las personas privadas de sueño son menos saludables
El sueño es un proceso esencialmente homeostático con efectos bien establecidos en la funcionalidad fisiológica, cognitiva y de comportamiento de un individuo y de la salud a largo plazo. La historia del sueño de una persona puede desempeñar un papel fundamental en la percepción y juicios respecto a su atractivo y salud. Parece justificado explorar esta línea de investigación, ya que los trastornos y alteraciones del sueño son cada vez más comunes en la sociedad de hoy, y además, a menudo coexisten con algunos de los problemas de salud más comunes, tales como la hipertensión y las enfermedades inflamatorias.
Para investigar si las personas privadas de sueño se perciben menos saludables, menos atractivas y más cansadas que después de un dormir normal, investigadores del Instituto Karolinska de Estocolmo, Suecia, realizaron un estudio experimental con 23 adultos sanos privados de sueño (edad 18-31), que fueron fotografiados y para luego 65 observadores (edad 18-61) clasificaran las fotografías. Los participantes fueron fotografiados después de una noche de sueño normal (ocho horas) y después de la privación del sueño (31 horas de vigilia después de una noche de sueño reducido). Las fotografías fueron presentadas en orden aleatorio y evaluadas por observadores entrenados. Mediante una escala analógica visual (100 mm) se evaluaron los siguientes aspectos: salud percibida, atractivo y el cansancio entre la falta de sueño y el descansado correcto.
La gente con falta de sueño se calificaron como menos saludables [escala análoga visual, con una media 63 (SE 2) versus 68 (SE 2), P <0,001], más cansados [53 (SE 3) versus 44 (SE 3), P <0,001] y menos atractivo [38 (SE 2) versus 40 (SE 2), P <0,001] que después de una noche de sueño normal. La disminución de la percepción de salud se asoció con puntuaciones de mayor cansancio y disminución del atractivo.
Finalmente, estos resultados demuestran que las personas privadas de sueño son menos saludables, menos atractivas, y suelen estar más cansadas en comparación a las que duermen mejor. Esto sugiere que los seres humanos son sensibles a las señales faciales relacionadas con el sueño, con potenciales consecuencias en aspectos sociales, clínicos y de conducta. Los estudios garantizan la comprensión de cómo estos efectos pueden afectar a la toma de decisiones clínicas y añaden información sobre las consecuencias directas en un contexto médico.
