Medicina sobre ruedas
Dentro de los inventos populares, sin duda, la bicicleta se lleva varios reconocimientos, ya que a pesar de que los gustos y tendencias estén cambiando, su uso no ha podido ser desplazado por otros adelantos como los juegos electrónicos. En 1817, el barón alemán Karl Christian Ludwig Drais von Sauerbronn inventó el primer vehículo de dos ruedas, al que llamó laufmaschine, precursora de la bicicleta y la motocicleta.
Esta máquina andante tenía un manillar que pivotaba sobre el cuadro, permitiendo el giro de la rueda delantera. El invento estaba basado en la idea de que una persona al caminar, desperdicia mucha fuerza por tener que desplazar su peso en forma alternada de un pie al otro.
En 1839, el herrero escocés Kirkpatrick Macmillan añadió las palancas de conducción y los pedales a la máquina draisiana. Estas innovaciones permitieron al ciclista impulsar el aparato con los pies sin tocar el suelo.
Desde entonces su ascenso ha sido vertiginoso, aunque ha tenido su evolución hacia la modernidad, llegando incluso a transformarse en todo un deporte, cuyo ejercicio mental, de equilibrio y coordinación una vez aprendido, jamás se olvida y al cual es muy fácil acceder.
Hacer deporte y andar en bicicleta ya no sólo beneficia al ecosistema sino que está clínicamente comprobado que es una de las actividades más completas para mejorar la salud sin demasiado esfuerzo. Cuando uno pedalea, la mente y el cuerpo se oxigenan, se despejan y se purifican, ayudando a prevenir dolores de espalda, proteger articulaciones y aumentar la capacidad cardiovascular.
Incluso, la práctica regular puede contribuir de manera importante a la prevención de hipertensión arterial, resistencia a la insulina, diabetes tipo II y obesidad, entre otras. No sólo ayuda a mantenerse saludable y en forma, sino que incluso está de moda.
En el último tiempo las calles de las ciudades se han ido llenando de personas que, sobre sus bicicletas de distintos tipos y diseños, buscan librarse de los tacos y del estresante tráfico, además de hacerle un favor a su salud.
Un reciente estudio de cohorte prospectivo de 16 años de duración publicado en Archives of Internal Medicine (Arch. Intern. Med. 2010; 170(12):1050-1056), evaluó la asociación entre la práctica de bicicleta y el peso en mujeres pre menopáusicas, en donde el resultado primario fue el cambio de peso entre 1989 y 2005, y la probabilidad de ganar más de un 5 por ciento de peso corporal para el 2005 fue el objetivo secundario.
Durante 16 años, estos investigadores de la Universidad de Harvard realizaron un seguimiento a 18.414 mujeres que, al inicio del estudio, tenían edades comprendidas entre los 25 y los 42 años. De forma periódica y a través de distintos cuestionarios, evaluaron su peso, altura, hábitos alimentarios y niveles de actividad física, entre otras variables.
La gracia de esta investigación fue que al contrario de lo que ocurre con actividades de gimnasio, la bicicleta puede reemplazar el tiempo necesario para llegar en coche a distintas actividades cotidianas. Por lo que este ejercicio pudo servir como una manera inconsciente de realizar una actividad física, ya que muchas veces el objetivo no es hacer ejercicio, sino llegar a un sitio.
Al inicio del estudio, sólo el 39 por ciento de los participantes caminaba activamente, mientras que el 1,2 practicaba bicicleta durante más de 30 minutos al día. El aumento en 30 minutos diarios de actividad entre 1989 y 2005, generó un aumento de peso significativamente menor para aquellas mujeres que caminaban a paso ligero y andaban en bicicleta.
Luego de analizar los resultados alcanzados, los investigadores concluyeron que, comparadas con aquellas que no pedaleaban, las mujeres que utilizaban la bicicleta eran menos propensas a ganar peso. Y que las mujeres que no la usaban al inicio del estudio, pero que al internarse en él la utilizaron apenas cinco minutos al día, mostraron resultados positivos.
Pedalear es una actividad tan fácil y equilibrada que logra reducir el riesgo de un infarto cardiaco en más de un 50 por ciento, evitando así una de las principales causas de muertes en nuestro país, debido a que aumenta el ritmo cardiaco y reduce el LDL, el cual es responsable de la calcificación de las arterias.
Asimismo, actúa favorablemente sobre los factores de riesgo de la hipertensión, la hipercolesterolemia y la diabetes; gracias al movimiento de las piernas ayuda a fortalecer la zona lumbar y mejorar el tono muscular; permite incrementar el calcio de los huesos y la capacidad pulmonar; y es una verdadera máquina para eliminar grasa y toxinas.
Estas dos ruedas no sólo dan vida, sino que también salud, diversión, deporte, entrenamiento y muchas cosas beneficiosas. Países como China la utilizan como medio de transporte masivo y su ejemplo viene siendo imitado en varios países de Europa y América.
Las ciclovías en las principales ciudades del mundo se han incrementado, brindando mayor seguridad a los ciclistas. Así que si en su ciudad tiene la oportunidad de hacerlo aproveche, por lo menos los fines de semana, de practicar cualquier actividad relacionada con el ciclismo, los resultados son realmente palpables.
