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El glaucoma es una patología que si no es diagnosticada a tiempo puede llevar a la ceguera irreversible y en la mayoría de los casos no presenta signos de alerta, no duele, no se irrita.

Esta enfermedad se desarrolla lentamente y en ocasiones sin que se advierta la pérdida de visión por muchos años. 

La mayoría de las personas que tienen glaucoma de ángulo abierto se sienten bien y, al principio, no insinúa cambio alguno en la visión porque la pérdida inicial se produce en la visión periférica o lateral, la agudeza visual y la nitidez de la visión se conservan hasta que la enfermedad está avanzada.

La buena noticia es que si se realiza una consulta oftalmológica, se puede detectar el daño estructural del nervio óptico mediante la biomicroscopia, haciendo el fondo del ojo, o analizando la capa de fibras nerviosas del nervio óptico con una tomografía de coherencia óptica OCT, y evaluar el daño funcional con el campo visual, que nos permite identificar el grado de compromiso y hacer el seguimiento.

Para saber un poco más sobre esta enfermedad SAVALnet habló con el doctor Miguel Scalamogna, quien explica que “el factor de riesgo más importante es la presión intraocular elevada, aunque se sabe que en un 30 por ciento puede ser normal. La realización de una curva de presión (tomar la presión intraocular durante 8 horas desde las 7 de la mañana, con intervalos de una hora) nos daría la presión basal para luego poder definir la presión intraocular meta de acuerdo al daño estructural que tenga el nervio óptico”.

Las pruebas más comunes para el glaucoma se reconocen como la gonioscopia que permite evaluar el ángulo iridocorneal, pudiendo determinar si se encuentra abierto o no. Otra no menos importante es la paquimetría donde se estudia el espesor corneal central y permite dar un grado de corrección a valor de la presión intraocular.

“Existen varios tipos de glaucoma y cada uno tiene un enfoque diferente. Una vez diagnosticado, debemos explicar sobre la importancia de la patología crónica y de la adherencia al tratamiento, de los efectos colaterales de los medicamentos que vayamos a indicar”, expresó el doctor Scalamogna.

En cuanto a las terapias para evitar la progresión, el médico recomienda principalmente tres líneas: “médico con colirios hipotensores oculares, neuroprotectores, de uso crónico. El tratamiento con láser, para glaucoma de ángulo abierto (trabeculoplastia) y glaucoma de ángulo cerrado (iridotomía e iridoplastia). También se encuentra el tratamiento quirúrgico, donde se va realizando una vía de drenaje mediante la creación de una fistula de la cámara anterior, esto en comunicación con el espacio debajo de la conjuntiva para el paso del humor acuoso, formándose una ampolla, (trabeculectomía) o el implante de una válvula de drenaje que cumpliría el mismo efecto de reducir la presión intraocular. Una vez confirmado el diagnóstico de glaucoma el tratamiento es de por vida, requiriendo los controles periódicos y por sobre todo evitar el consumo de bebidas alcohólicas”, finalizó.