Table of Contents Table of Contents
Previous Page  34 / 60 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 34 / 60 Next Page
Page Background

222

no siempre, la cobertura mediática resulta ser

ponderada.

Sin embargo, existe otro aspecto en la huma-

nidad que supone este proceso, tal vez mucho

más conmovedor que el anterior. Nos referimos

a la familia del donante, en quien el impacto de

una situación médica inesperada es muy profun-

do y agudo. Se trata generalmente de familiares

directos de personas jóvenes, que gozaban de

un excelente estado de salud hasta hace pocos

momentos, respecto de quien tienen que tomar la

decisión de donar, o no, los órganos. Esto último,

en un contexto cargado de prisas y presiones que

se mezclan, precisamente, con el pronóstico omi-

noso de una persona que hasta hace pocas horas

compartía plenamente con ellos. Se observa en la

práctica que, más allá de directivas, voluntad an-

ticipada expresada verbalmente en vida o presio-

nes de diversa índole y origen, el equipo médico

no extraerá ningún órgano del eventual donante,

sin la autorización concreta y formal para ello.

Justamente, creemos que no contribuye a una

práctica de donación más generosa, entre otros

factores, una cierta presión a la que se ven some-

tidos los familiares, precisamente en un momento

muy triste e inesperado para ellos, en medio de

múltiples rostros no familiares y personal del

hospital que busca cumplir con directivas, pro-

gramas, metas sanitarias, criterios de inclusión,

urgencias de pacientes receptores y una larga lista

de situaciones que distan mucho de promover una

reflexión tranquila por parte de los familiares. Es

quizás en estos momentos que el médico o pro-

fesional a cargo del paciente candidato a donar,

aparte de comprender y entender con claridad los

criterios para donar, sea el encargado de explicar

en una forma delicada y humanitaria el signifi-

cado que tiene la circunstancia por la que pasa

su ser querido, y solicitar prudentemente un acto

de donación libre y solidario, sin mezclarlo con

aspectos legales y/o políticas sanitarias imperan-

tes. Los argumentos legales, suelen no favorecer

la toma de decisión por parte de la familia, más

bien, son hasta cierto punto confundentes, espe-

cialmente en el momento que se vive.

La negación ante las donaciones, aun si la fa-

milia logró comprender su significado, se traduce

en uno o más pacientes que seguirán a la espera

de una solución a su enfermedad. Incluso en Es-

paña, la negativa familiar es en torno al 15,9%.

En el Reino Unido, por ejemplo, la negativa

familiar asciende a 41,4%, Chile 48,9%, Perú

63,6% ó 47,2% en Argentina

11

.

Otras consideraciones éticas del proceso do-

nación-trasplante, se desprenden de los párrafos

anteriores. Por ejemplo, en nuestro medio la es-

casez de órganos, los altos costos que demandan

al sistema de salud, listas de espera y justa distri-

bución de órganos. En una situación de intenso

contenido biomédico, como la debatida, resulta

éticamente mandatorio la correcta selección de

los receptores de órganos, haciendo explícito y

trasparente el principio de justicia distributiva.

Aunque no es motivo principal del presente

Figura 2.

Evolución lista de espera de trasplante pulmonar: Inclusiones y total de pacientes. España 1993-2013. Las

cifras de la ordenada del gráfico representan el número de pacientes. Fuente: Memoria trasplante pulmonar 2013. Orga-

nización Nacional de Trasplantes (ONT).

L. Lara C. et al.

Rev Chil Enf Respir 2014; 30: 219-224