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frente a aquello que le amenaza, en este caso su

enfermedad terminal, debemos saber cuando y

como hacerlo.

Cuando y como conversar con el paciente

terminal

Lo central es conversar con el paciente la

situación que lo afecta

29

. El ideal es considerar

algunos principios básicos, tales como conversar

sobre su pronóstico vital cuando se encuentre

estable, en plena capacidad cognitiva, evitando

así entregar la responsabilidad de la comprensión

de los hechos y de la toma de decisiones a un

familiar o a un tercero involucrado; considerar

siempre que en las situaciones de urgencia mu-

chas conductas se modificarán debido a la enor-

me carga emocional que la información aporta.

Se debe hablar sobre la historia natural de la

enfermedad, las metas de la terapia y conocer el

concepto de calidad de vida aceptable que tiene

el paciente, además de sus valores y actitudes

hacia la terapia médica, dejando para el final las

decisiones sobre el soporte vital. Es relevante

destacar aquí el hecho de aclarar a los pacientes

en el sentido que no realizar medidas invasivas de

soporte vital, no implica en ningún caso abando-

no de tratamiento

30,31

.

Respecto a cómo hablarlo con el enfermo,

surge la necesidad de la existencia de un equipo

multidisciplinario, capacitado no sólo en la enfer-

medad, sino que también en el manejo paliativo.

La información debe ser entregada con precisión

y calidad, se deben revisar los antecedentes

clínicos, incluyendo el pronóstico, revisar las

actitudes del paciente hacia la enfermedad, sus

tratamientos y la muerte, sin dejar de considerar

nuestros propios sentimientos. Creemos que no

es posible justificar que la falta de certeza avale

el hecho de no enfrentar el tema, endosando esta

responsabilidad a terceros. Por esta razón parece

razonable realizar una interconsulta a profesio-

nales más capacitados en el caso de apreciar que

no se tiene la adecuada preparación para hacerlo.

Posteriormente se debiera ofrecer al enfermo

las conclusiones respecto de tratamiento reales

y objetivos; en cuanto al tema de los tiempos

de sobrevida se recomienda entregarlos, si es

necesario, en estimaciones cuantitativas, sin usar

medianas de sobrevida. Para un paciente indivi-

dual y su familia, los conceptos estadísticos de

población dejan de ser válidos; por ejemplo si

una enfermedad tiene un 1% de mortalidad, al fa-

llecer ese paciente, para su familia, la mortalidad

de esa enfermedad es 100%.

Finalmente, se debe pedir al paciente que re-

pita lo que entendió de la conversación. En este

momento, es primordial que quien entregue la in-

formación revele la incertidumbre del pronóstico,

en caso de existir.

El final de la conversación

Muchas veces tras iniciar la conversación con

un paciente acerca del final de su vida, resulta

difícil decidir el momento de cuándo y como

terminarla

29,32

; para intentar evitar este conflicto

es necesario hacer algunas recomendaciones;

por ejemplo, se sugiere dar énfasis siempre a la

autonomía del paciente en la toma de decisiones

sobre su enfermedad, dar a conocer nuestra expe-

riencia en el tema, dejar en claro al paciente que

las decisiones que tome no son permanentes y

se debe entregar un plan de seguimiento frente a

esta nueva situación clínica, la cual incluso puede

motivar otra conversación acerca del tema.

Es importante que, independiente de dónde

continuará el tratamiento del paciente (sala de

cuidados generales, unidad de cuidados intensi-

vos u otra), quien haya entregado las opciones y

conductas a seguir no lo abandone, aunque sus la-

bores asistenciales no se desarrollen en esa nueva

unidad. Esto evita que los pacientes perciban lo

conversado como una contradicción, pues desde

un principio se hizo énfasis en que se le acompa-

ñará en el proceso hasta su muerte.

Si bien muchas de las pautas de manejo entre-

gadas son válidas para los pacientes terminales

en general, de ellas podemos obtener algunos

conocimientos para hacer frente a lo que aspiran

los pacientes con EPOC terminal cuando se les

pregunta por estos temas: no tener dolor, alivio de

su disnea, corregir anorexia y debilidad, mantener

el control de su enfermedad, mejorar su calidad

de vida, evitar ser una carga para la familia y te-

ner hasta el final de sus días una relación estrecha

con ellos

29

.

Conclusiones

Con todo lo anteriormente planteado, po-

demos concluir que resulta imprescindible la

formación para identificar quienes son y como

se deben enfrentar los pacientes terminales, no

sólo porque existen terapias específicas a instau-

rar, sino porque otras están contraindicadas, se

evita someter a terapias dolorosas y sin sentido a

pacientes considerados moribundos. Pensamos

que esto se debe a la indecisión y/o falta de co-

S. Ahumada B.

Rev Chil Enf Respir 2014; 30: 20-26