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Introducción

Se han publicado diversas guías y consensos

acerca del manejo óptimo de los pacientes con en-

fermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC).

A modo de ejemplo, la mayoría de los países

latinoamericanos, incluido Chile, actualizan con

frecuencia las recomendaciones terapéuticas far-

macológicas y no farmacológicas para enfrentar

la EPOC, teniendo como referencia los criterios

GOLD

1

(Global Initiative for Chronic Obstructive

Lung Disease) y SEPAR

2

(Sociedad Española de

Patología Respiratoria), poniendo especial énfasis

en conseguir como objetivo una mayor calidad de

vida de los pacientes. Sin embargo, las definicio-

nes y maneras de cómo conseguir este objetivo no

son informadas con la misma claridad ni precisión

que las directrices para conseguir el resto de las

metas, como lo son la mejoría en la función pul-

monar, la disminución de las exacerbaciones o el

aumento de la sobrevida.

Se sabe que, gracias a los avances en los últi-

mos años en el diagnóstico y tratamiento de los

pacientes con EPOC, ha mejorado su supervi-

vencia

3

, incluso en quiénes se encuentran en las

fases más avanzadas de la enfermedad

4,5

. Este

fenómeno, que se visualiza como positivo, ha

propiciado la aparición de otros problemas clíni-

cos, relacionados con determinar el pronóstico y

punto final de los tratamientos

5

.

Mejorar el tratamiento de las fases avanzadas

de la EPOC tiene impacto directo en la calidad de

la asistencia, pero además tiene un impacto positi-

vo en el conjunto del sistema sanitario

6

: reducción

de los ingresos hospitalarios, desplazamiento de la

atención desde el hospital a la comunidad y, final-

mente, disminución de ingresos innecesarios y no

previstos en las unidades de cuidados intensivos.

El presente artículo tiene como objetivo definir

conceptos sobre los cuidados paliativos y calidad

de vida en pacientes con EPOC terminal, recono-

cer la importancia de la incorporación de pacien-

tes respiratorios no oncológicos en programas de

atención paliativa y proponer pautas para abordar

el tema en conjunto con el paciente y su familia,

buscando establecer desde fases más precoces el

objetivo terapéutico real, evitando el surgimiento

de falsas expectativas de mejoría, así como no

someter a procedimientos invasivos a pacientes

cuya historia natural de la enfermedad ha llegado

a un punto clínico de no retorno.

Historia y desarrollo de los cuidados paliativos

A través de los siglos se ha modificado el

concepto de morir. A principios de la edad media

se acuñaba el término de “muerte doméstica”

7,8

,

donde las personas fallecían en sus hogares,

acompañados de sus familias. Luego se dio

paso al concepto del “juicio final” y el culto a

los cementerios; para finalmente a mediados del

siglo XIX predominar el concepto de “muerte

prohibida”, viéndose a ésta como un fenómeno

lejano, extraño y vergonzoso, postura que en

muchos casos se mantiene hasta hoy. Aunque

este último concepto es multifactorial, la prácti-

ca médica ha jugado un rol clave en su génesis,

debido al cambio en los objetivos terapéuticos.

El alivio de los síntomas, sin interrupción del

curso natural de la enfermedad ha dejado de ser

el objetivo principal, sobre todo en las etapas

finales de su evolución. Los grandes avances en

el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades

inducen al esfuerzo en prolongar las expectativas

de vida más que velar por su calidad, pasando de

una visión integral del paciente a una parcelada.

Una consecuencia de esta actitud es el origen

del concepto de “manejo desproporcionado a la

condición clínica del paciente”

7,8

Definiciones en relación a los cuidados

paliativos

Según la Organización Mundial de la Salud

(OMS), los cuidados paliativos son aquellos des-

tinados a dar un cuidado total y activo a pacien-

tes en quienes su enfermedad no es candidata a

tratamiento curativo y para quiénes el control del

dolor, otros síntomas y problemas psicológicos,

sociales y espirituales es primordial

9

. En 1987 se

definió la medicina paliativa como la encargada

del estudio y manejo de pacientes con enfermeda-

des activas, progresivas y avanzadas, en quiénes

el pronóstico es limitado, siendo la calidad de

vida el principal interés

10,11

. Aunque éste último

concepto es acuñado en guías y consensos de un

sinnúmero de patologías, su definición precisa es

poco conocida. La OMS define calidad de vida

como la percepción del individuo sobre su posi-

ción en la vida dentro del contexto cultural y el

sistema de valores en el que vive y con respecto

a sus metas, expectativas, normas y preocupacio-

nes. Engloba la salud física, el estado psicológi-

co, el nivel de independencia, las relaciones so-

ciales, las creencias personales y la relación con

las características sobresalientes del entorno

12,13

.

Si bien en medicina brindar una óptima calidad

de vida es siempre deseable, independiente del

tipo y etapa de la enfermedad; es en el proceso

terminal de ésta dónde adquiere mayor relevan-

cia. Definir que un paciente es terminal nos en-

Cuidados paliativos en pacientes con epoc terminal

Rev Chil Enf Respir 2014; 30: 20-26