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CONCLUSIONES
La mejor forma de abordar la evaluación y tratamiento de los trastornos
de la voz es mediante la conformación de un equipo de trabajo
multidisciplinario, que incluye básicamente al otorrinolaringólogo y al
fonoaudiólogo. Los planes de tratamiento deben ser individualizados y
específicos para cada paciente. Es de vital importancia un diagnóstico de
precisión para proveer el tratamiento apropiado. Lo anterior requiere a
menudo el uso de técnicas y equipos de alta tecnología para la obtención
de las imágenes laríngeas y para el análisis de la voz, pero siempre el
examen comienza con un oído entrenado. Si el equipo de voz no logra
identificar la causa de la patología vocal de un paciente, se deberá revisar
críticamente el proceso de evaluación. A mayor experiencia y
perfeccionamiento del equipo, mayor será la capacidad de los clínicos
para tratar en forma óptima al paciente disfónico.